Home / SUBASTA MARZO 2025 / EL TIZIANO AMERICANO (Escuela mexicana, siglo XVIII)Virgen de Guadalupe con una guirnalda de flores y las escenas de las apariciones del indio Juan Diego en las esquinas y vista del cerro de Tepeyach. 1740,
On-site auction
808. EL TIZIANO AMERICANO (Escuela mexicana, siglo XVIII)
Virgen de Guadalupe con una guirnalda de flores y las escenas de las apariciones del indio Juan Diego en las esquinas y vista del cerro de Tepeyac
h. 1740
Categories
PINTURA ANTIGUA

Starting price

50.000 €

Leave your maximum bid here, before it is up for auction

Share this bid

Lot description


EL TIZIANO AMERICANO (Escuela mexicana, siglo XVIII)
Virgen de Guadalupe con una guirnalda de flores y las escenas de las apariciones del indio Juan Diego en las esquinas y vista del cerro de Tepeyac
h. 1740

Óleo sobre lienzo. 205,5 x 122,5 cm.
Inscrito en la filacteria: "tocada a la original Nicolas,Lodro el ticiano, amercno"
En el reverso del lienzo inscrito: "para el Sr Sargento My. dn Po. de Castro".
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una de las más veneradas en la historia del arte y la fe católica en México. Su principal centro de culto es la Basílica de Guadalupe, ubicada en el cerro del Tepeyac, al norte de la Ciudad de México. Según el Nican Mopohua (1556) y otros documentos históricos, la Virgen se apareció en 1531 al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin en cuatro ocasiones y una vez a su tío, Juan Bernardino. Para probar la veracidad de las apariciones, el obispo Juan de Zumárraga pidió una señal. En la última visión, Juan Diego llevó flores en su ayate y, al desplegarlo, apareció la imagen de la Virgen, con rasgos interpretados como mestizos.
Durante el siglo XVIII, el culto a la Virgen de Guadalupe creció con fuerza. De hecho, Juan Antonio Vizarrón fue muy devoto a la Virgen de Guadalupe y con motivo de la gran epidemia de “matlazahuatl”, proclamó oficialmente a la Virgen de Guadalupe como patrona de Nuevo México en 1737 y diez años después de todo el reino de Nueva España. En 1754, Benedicto XIV, reconoció oficialmente la aparición y la imagen celestial como verdaderos milagros, y a la Virgen de Guadalupe como patrona de Nueva España, fijando el día festivo oficial el 12 de diciembre.
A lo largo de los siglos, la representación pictórica de la Virgen de Guadalupe ha experimentado una evolución estilística. Juan Correa fue uno de los pintores que contribuyeron a la consolidación de la imagen guadalupana, estableciendo un prototipo que se mantendría a lo largo del siglo XVIII. En 1754, tras el reconocimiento oficial de la Virgen de Guadalupe como patrona de Nueva España, Miguel Cabrera se convirtió en su más destacado intérprete proliferando la producción de incontables obras pictóricas y grabadas que difundieron la imagen de la Virgen tanto dentro como fuera del virreinato.
La obra aquí presentada, de gran calidad técnica, sigue los esquemas compositivos de Juan Correa. En el centro, la Virgen de Guadalupe aparece enmarcada por cuatro cartelas doradas con escenas de sus apariciones, rodeada por una orla floral, un recurso característico en las representaciones de Correa. Esta ornamentación floral simboliza las guirnaldas colocadas por los indígenas ante la sagrada tilma, reforzando el carácter milagroso de la imagen.
Las cartelas con las apariciones muestran un estilo cercano al de Miguel Cabrera en cuanto a composición y perfiles más difuminados, mayor expresividad gestual y efectos atmosféricos más vaporosos. La primera cartela representa la aparición de la Virgen a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, acompañado por dos ángeles. La segunda muestra a Juan Diego huyendo para buscar un médico que atienda a su tío enfermo. La tercera ilustra el momento en que la Virgen le ofrece las rosas como prueba milagrosa. La cuarta muestra la revelación de la imagen ante el obispo Zumárraga en el palacio episcopal. En la cartela central inferior, se describe la vista del cerro de Tepeyac desde el flanco occidental con la basílica con cimborrio octógona y cuatro torres de 1709. Una mista casi idéntica la podemos encontrar la Virgen de Guadalupe de Antonio de Torres, fechada en 1621 y conservada en el Museo de los Ángeles.
La filacteria que rodea la guirnalda de flores con la inscripción "Tocada a la original" sugiere que la obra fue tocada con la tilma de Juan Diego para transmitirle sus propiedades milagrosas. El nombre "Nicolás Lodro" podría referirse al pintor, aunque no se ha identificado a un artista con este nombre. También se ha planteado la posibilidad de que fuera el donante de la obra. El apelativo "El Ticiano Americano" plantea interrogantes sobre la identidad del pintor. Miguel Cabrera era conocido como "El Miguel Ángel Americano", mientras que "El Ticiano Americano" podría referirse a Cristóbal de Villalpando, por su maestría en el color y la composición. Lo que sí es indiscutible es que esta pintura revela un alto nivel de calidad técnica y artística.
 
La inscripción en el reverso, "para el Sargento Mayor Don Pedro de Castro", indica que la pintura fue encargada para Don Pedro de Castro Figueroa y Salazar, I duque de la Conquista y I marqués de Gracia Real (San Julián de Cela, 1678 - México, 1741). Este militar español fue presidente del reino de Sicilia (1735-1737) y virrey de Nueva España (1740-1741). Además, ostentó títulos como Caballero de la Orden de Santiago, Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos y Sargento Mayor del Regimiento de Guardias de Infantería Española en los ejércitos de Flandes, España, Cerdeña, Sicilia, África y Gibraltar.
 
Don Pedro llegó a Veracruz el 30 de junio de 1740 junto a su hijo, el coronel Pedro de Castro, su sobrino Don Domingo de Azcárraga y otros familiares. En agosto, emprendió su viaje a la Ciudad de México, donde fue recibido en el santuario de Guadalupe. Tomó posesión de sus cargos el 17 de agosto de 1740 como Virrey, Gobernador y Capitán General de las Provincias del Reino de Nueva España, además de presidente de la Real Audiencia y Teniente Coronel del Regimiento de Guardias Españolas de Infantería. Su llegada fue celebrada con salvas de artillería y un banquete en el Palacio Real.
 
En agosto de 1741, mientras inspeccionaba las fortificaciones del puerto de Veracruz, enfermó gravemente y tuvo que regresar a la capital. El 14 de agosto se iniciaron rogativas en la Catedral por su salud. Aquejado de disentería, recibió el Sacrosanto Viático y la Santa Extremaunción el 20 de agosto. Falleció el 26 de agosto, y su cuerpo fue trasladado desde el Palacio Real al convento de Predicadores de la Piedad, donde fue sepultado en el presbiterio principal.





Cookies Policy

We use our own and third-party cookies to obtain statistical data on the navigation of our users and improve our services.

Please note that if you accept third-party cookies, you will need to delete them from your browser settings or through the system provided by the third party itself.