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736. JUAN DE ZURBARÁN (Llerena, 1620- Sevilla, 1649)Plato de manzanas y pera

Óleo sobre lienzo. 33,7 x 42 cm.
 
Procedencia:
Colección particular.
 
Bibliografía de referencia:
Peter Cherry, Don Juan de Zurbarán, Sevillian Still- Life Painter, Gazette des Beaux- Arts, 132, 1998, págs. 111- 112.
Peter Cherry, Arte y naturaleza. El bodegón español del siglo de Oro, Madrid, 1999, págs. 255- 260.
William B. Jordán, Spanish Still Life in the Golden Age, 1600- 1650, Kimbel Art Museum, 1985, págs. 222- 231.
William B. Jordán y Peter Cherry, El bodegón español de Velázquez a Goya, Londres, 1995, págs. 101-110.
Alfonso Pérez Sánchez, Pintura española de floreros y bodegones de 1600 a Goya, Madrid, 1983, pág. 77.
Peter Cherry, Dos importantes bodegones españoles del siglo XVII, Alcalá Subastas, 2000, 4-9.
 
Obra inédita procedente de una colección particular que constituye una interesante aportación al corpus pictórico de Juan de Zurbarán y nos confirma el talento y la importancia del pintor dentro de la pintura de bodegones del siglo de Oro español.
Juan, hijo de Francisco de Zurbarán (1598-1664), probablemente inició su formación artística en el taller de su padre. A finales de la década de 1630, ya actúa como un pintor independiente y su primera obra firmada data de 1639, Plato de uvas, conservada en una colección particular de Burdeos. A partir de entonces, hasta su muerte diez años después, se suceden noticias que nos hablan de un artista especializado en el género del bodegón e integrado en el tejido social y profesional de la ciudad. Es considerado un hombre cultivado con inclinaciones literarias que gusta del arte del baile cortés. En 1642 publicó un soneto como prefacio a los Discursos sobre el arte del danzado de Juan de Esquivel. En agosto de 1641, se casó con Mariana de Quadros, hija de Jorge Quadros, abogado de la Real Audiencia de Sevilla, que aportó al matrimonio una dote considerable. En 1644, Juan firmó un contrato para pintar las dos únicas obras de pintura religiosa documentadas, los Milagros de la Virgen del Rosario para decorar la confraternidad dominica de Carmona. Murió en 1649 a causa de la epidemia de la peste bubónica que redujo a la mitad la población de Sevilla. El renombre de Juan de Zurbarán como bodegonista de la época está reflejado en el hecho de que sus obras se citan en al menos un inventario de una colección sevillana de la época. Se trata del inventario de 1654, realizado a la muerte de Joseph Belero, abogado y librero sevillano, en el que figuran cuatro bodegones con fruteros y un bodegón de perdices “de mano de Zurbarán”.
La temprana muerte de Juan de Zurbarán con 29 años nos sitúa su producción artística entre los años de 1639 y 1649. A pesar de su corta carrera, Juan supo desarrollar una personalidad pictórica distinta a su padre Francisco y convertirse en un pintor notable en la historia de la naturaleza muerta española del siglo XVII. Es bastante limitado el número de obras que se le atribuyen y, dada la escasez de su producción, así como la excelencia de sus lienzos sus obras son de las más buscadas entre los coleccionistas de todos los tiempos.
Podemos apreciar en su producción una doble tipología: los bodegones con cesta de mimbre y los bodegones de frutas sobre platos de peltre de pequeño formato. De la primera vertiente probablemente inspirada en la técnica de su padre, Francisco de Zurbarán, al que pudo ver pintar en 1633, el Bodegón con cesta de naranjas, conservado en Pasadena, Norton Simon, Foundation; se conocen de la mano de Juan el Bodegón con cesta de manzanas y membrillos en el Museo Nacional d´Art de Catalunya y el Bodegón con cesta de frutas, granadas y flores de la antigua colección de Varez Fisa. De la segunda, destacamos su Plato de uvas, óleo sobre cobre, 28 x 36 cm, firmada y fechada en 1639 conservado en una colección particular de Burdeos, Bodegón con plato de frutas y jilguero, óleo sobre lienzo, 40 x 57 cm, en el Museu Nacional d´Art de Catalunya, Bodegón con membrillos, uvas, higos y ciruelas, óleo sobre lienzo, 33,5 x 47 cm, en una colección particular, el Bodegón de limones, óleo sobre lienzo, 36,1 x 50,3 cm, subastado en esta sala; hoy en la Real Academia de San Fernando. Otras obras firmadas y fechadas en la primera década de 1640, son: Bodegón con servicio de chocolate (Kiev, Museo de Arte Occidental y Oriental) pintado en 1640, el Bodegón con cesta de frutas y cardos (Mänta, Finlandia, Gösta Serlachius Fine Arts Fondation de 1643 y el Bodegón con granadas y uvas (Museo Nacional del Prado).
 
La obra que presentamos, Plato de manzanas y pera nos muestra la intimidad, solidez estructural, la capacidad descriptiva y el gusto por los detalles elegantes y exquisitos de Juan de Zurbarán. Sobre su habitual fondo negro oscuro el pintor nos sitúa en un primer término una pera, rompiendo la simetría estructural de la composición. En un segundo plano y en el centro de la composición un conjunto de cinco manzanas sobre un plato de peltre, dispuestas en tamaño real y bajo un punto de vista bajo. Tanto la pera como las manzanas están dibujadas con nítidos perfiles y es magnífico el tratamiento de la luz que incide por el lateral izquierdo y se refleja sobre cada una de las frutas dirigiendo sucesivamente la mirada del espectador de un objeto a otro, centrándonos en el motivo principal el plato de peltre con manzanas. Es claro el fuerte contraste de luces y sombras, que tanto dominó Juan en sus composiciones, destacando los pequeños puntos de luz conseguidos con breves manchones en pigmento blanco sobre la pera y las manzanas, las zonas de contraluz y los toques en ocre y gradaciones en amarillo que materializan la realidad de las frutas, las moldean y dan volumen. En el plato de peltre, apreciamos la manera de pintar del pintor con sus claros reflejos en el borde sobre el que se proyecta las sombras de las manzanas, así como en el tratamiento de las hojas con un juego en distintas tonalidades de verde (claros, oscuros y dorados) definiendo el fuerte contraste de luces y sombras tan propios de su estilo. Por último, destacar, el tratamiento de puntos en amarillo que definen la luz dorada de los perfiles de las hojas y las venas centrales de las mismas.
El estudio técnico por radiografía, nos confirma el magnífico estado de conservación de la obra, pintado sobre un lienzo que presenta sus dimensiones originales inalterables y nos muestra una composición que se establece con la seguridad y confianza del pintor. Se puede apreciar una leve variación en los contornos de la manzana del extremo derecho.
Como ya Peter Cherry, describió en el 2000 y que hoy podemos reescribir para este bodegón: “Zurbarán ha observado un relativamente simple arreglo de frutas puesto bajo una luz de día dirigida de una ventana en parte abierta hacia un oscuro rincón de taller. La pintura responde al reto del bodegón del siglo XVII, que se concebía como una “imitación del natural”, en lenguaje artístico de la época, y una “copia” de lo que tenía delante de sus ojos el pintor. Pero la obra ofrece más de una realidad simplemente observada   y Zurbarán ha transformado su tema naturalista en una experiencia visual realmente sorprendente y memorable. El aislamiento y enfoque exclusivo sobre el motivo, su luz dramática y misteriosa, la insistente ilusión de volumen de las frutas, vistos tan de cerca y de forma tan monumentales, hace que este encuentro tenga poco que ver con el trato de las manzanas y pera de la vida cotidiana. Sin embargo, como Juan de Zurbarán y sus coleccionistas sabían, no son frutas lo que admiramos sino las habilidades artísticas del autor en recrearlos sobre el lienzo y transformar humildes objetos naturales en una maravillosa obra de arte”. (Ver: Peter Cherry, Dos importantes bodegones españoles del siglo XVII, Alcalá Subastas, 2000, 4-9).
Esta obra se acompaña del estudio técnico y analítico realizado por Icono I&R.
Otro lienzo de Juan de Zurbarán Bodegón de limones fue subastado en nuestra sala el 29 de noviembre del 2000.
Agradecemos al Dr. Peter Cherry la confirmación de la autoría de la obra a partir de su estudio físico y del estudio técnico, analítico y por radiografía realizado por Icono I&R.

Precio salida

300.000 €

VENDIDO POR

650.000 €
VENDIDO
736. JUAN DE ZURBARÁN (Llerena, 1620- Sevilla, 1649)Plato de manzanas y pera

Óleo sobre lienzo. 33,7 x 42 cm.
 
Procedencia:
Colección particular.
 
Bibliografía de referencia:
Peter Cherry, Don Juan de Zurbarán, Sevillian Still- Life Painter, Gazette des Beaux- Arts, 132, 1998, págs. 111- 112.
Peter Cherry, Arte y naturaleza. El bodegón español del siglo de Oro, Madrid, 1999, págs. 255- 260.
William B. Jordán, Spanish Still Life in the Golden Age, 1600- 1650, Kimbel Art Museum, 1985, págs. 222- 231.
William B. Jordán y Peter Cherry, El bodegón español de Velázquez a Goya, Londres, 1995, págs. 101-110.
Alfonso Pérez Sánchez, Pintura española de floreros y bodegones de 1600 a Goya, Madrid, 1983, pág. 77.
Peter Cherry, Dos importantes bodegones españoles del siglo XVII, Alcalá Subastas, 2000, 4-9.
 
Obra inédita procedente de una colección particular que constituye una interesante aportación al corpus pictórico de Juan de Zurbarán y nos confirma el talento y la importancia del pintor dentro de la pintura de bodegones del siglo de Oro español.
Juan, hijo de Francisco de Zurbarán (1598-1664), probablemente inició su formación artística en el taller de su padre. A finales de la década de 1630, ya actúa como un pintor independiente y su primera obra firmada data de 1639, Plato de uvas, conservada en una colección particular de Burdeos. A partir de entonces, hasta su muerte diez años después, se suceden noticias que nos hablan de un artista especializado en el género del bodegón e integrado en el tejido social y profesional de la ciudad. Es considerado un hombre cultivado con inclinaciones literarias que gusta del arte del baile cortés. En 1642 publicó un soneto como prefacio a los Discursos sobre el arte del danzado de Juan de Esquivel. En agosto de 1641, se casó con Mariana de Quadros, hija de Jorge Quadros, abogado de la Real Audiencia de Sevilla, que aportó al matrimonio una dote considerable. En 1644, Juan firmó un contrato para pintar las dos únicas obras de pintura religiosa documentadas, los Milagros de la Virgen del Rosario para decorar la confraternidad dominica de Carmona. Murió en 1649 a causa de la epidemia de la peste bubónica que redujo a la mitad la población de Sevilla. El renombre de Juan de Zurbarán como bodegonista de la época está reflejado en el hecho de que sus obras se citan en al menos un inventario de una colección sevillana de la época. Se trata del inventario de 1654, realizado a la muerte de Joseph Belero, abogado y librero sevillano, en el que figuran cuatro bodegones con fruteros y un bodegón de perdices “de mano de Zurbarán”.
La temprana muerte de Juan de Zurbarán con 29 años nos sitúa su producción artística entre los años de 1639 y 1649. A pesar de su corta carrera, Juan supo desarrollar una personalidad pictórica distinta a su padre Francisco y convertirse en un pintor notable en la historia de la naturaleza muerta española del siglo XVII. Es bastante limitado el número de obras que se le atribuyen y, dada la escasez de su producción, así como la excelencia de sus lienzos sus obras son de las más buscadas entre los coleccionistas de todos los tiempos.
Podemos apreciar en su producción una doble tipología: los bodegones con cesta de mimbre y los bodegones de frutas sobre platos de peltre de pequeño formato. De la primera vertiente probablemente inspirada en la técnica de su padre, Francisco de Zurbarán, al que pudo ver pintar en 1633, el Bodegón con cesta de naranjas, conservado en Pasadena, Norton Simon, Foundation; se conocen de la mano de Juan el Bodegón con cesta de manzanas y membrillos en el Museo Nacional d´Art de Catalunya y el Bodegón con cesta de frutas, granadas y flores de la antigua colección de Varez Fisa. De la segunda, destacamos su Plato de uvas, óleo sobre cobre, 28 x 36 cm, firmada y fechada en 1639 conservado en una colección particular de Burdeos, Bodegón con plato de frutas y jilguero, óleo sobre lienzo, 40 x 57 cm, en el Museu Nacional d´Art de Catalunya, Bodegón con membrillos, uvas, higos y ciruelas, óleo sobre lienzo, 33,5 x 47 cm, en una colección particular, el Bodegón de limones, óleo sobre lienzo, 36,1 x 50,3 cm, subastado en esta sala; hoy en la Real Academia de San Fernando. Otras obras firmadas y fechadas en la primera década de 1640, son: Bodegón con servicio de chocolate (Kiev, Museo de Arte Occidental y Oriental) pintado en 1640, el Bodegón con cesta de frutas y cardos (Mänta, Finlandia, Gösta Serlachius Fine Arts Fondation de 1643 y el Bodegón con granadas y uvas (Museo Nacional del Prado).
 
La obra que presentamos, Plato de manzanas y pera nos muestra la intimidad, solidez estructural, la capacidad descriptiva y el gusto por los detalles elegantes y exquisitos de Juan de Zurbarán. Sobre su habitual fondo negro oscuro el pintor nos sitúa en un primer término una pera, rompiendo la simetría estructural de la composición. En un segundo plano y en el centro de la composición un conjunto de cinco manzanas sobre un plato de peltre, dispuestas en tamaño real y bajo un punto de vista bajo. Tanto la pera como las manzanas están dibujadas con nítidos perfiles y es magnífico el tratamiento de la luz que incide por el lateral izquierdo y se refleja sobre cada una de las frutas dirigiendo sucesivamente la mirada del espectador de un objeto a otro, centrándonos en el motivo principal el plato de peltre con manzanas. Es claro el fuerte contraste de luces y sombras, que tanto dominó Juan en sus composiciones, destacando los pequeños puntos de luz conseguidos con breves manchones en pigmento blanco sobre la pera y las manzanas, las zonas de contraluz y los toques en ocre y gradaciones en amarillo que materializan la realidad de las frutas, las moldean y dan volumen. En el plato de peltre, apreciamos la manera de pintar del pintor con sus claros reflejos en el borde sobre el que se proyecta las sombras de las manzanas, así como en el tratamiento de las hojas con un juego en distintas tonalidades de verde (claros, oscuros y dorados) definiendo el fuerte contraste de luces y sombras tan propios de su estilo. Por último, destacar, el tratamiento de puntos en amarillo que definen la luz dorada de los perfiles de las hojas y las venas centrales de las mismas.
El estudio técnico por radiografía, nos confirma el magnífico estado de conservación de la obra, pintado sobre un lienzo que presenta sus dimensiones originales inalterables y nos muestra una composición que se establece con la seguridad y confianza del pintor. Se puede apreciar una leve variación en los contornos de la manzana del extremo derecho.
Como ya Peter Cherry, describió en el 2000 y que hoy podemos reescribir para este bodegón: “Zurbarán ha observado un relativamente simple arreglo de frutas puesto bajo una luz de día dirigida de una ventana en parte abierta hacia un oscuro rincón de taller. La pintura responde al reto del bodegón del siglo XVII, que se concebía como una “imitación del natural”, en lenguaje artístico de la época, y una “copia” de lo que tenía delante de sus ojos el pintor. Pero la obra ofrece más de una realidad simplemente observada   y Zurbarán ha transformado su tema naturalista en una experiencia visual realmente sorprendente y memorable. El aislamiento y enfoque exclusivo sobre el motivo, su luz dramática y misteriosa, la insistente ilusión de volumen de las frutas, vistos tan de cerca y de forma tan monumentales, hace que este encuentro tenga poco que ver con el trato de las manzanas y pera de la vida cotidiana. Sin embargo, como Juan de Zurbarán y sus coleccionistas sabían, no son frutas lo que admiramos sino las habilidades artísticas del autor en recrearlos sobre el lienzo y transformar humildes objetos naturales en una maravillosa obra de arte”. (Ver: Peter Cherry, Dos importantes bodegones españoles del siglo XVII, Alcalá Subastas, 2000, 4-9).
Esta obra se acompaña del estudio técnico y analítico realizado por Icono I&R.
Otro lienzo de Juan de Zurbarán Bodegón de limones fue subastado en nuestra sala el 29 de noviembre del 2000.
Agradecemos al Dr. Peter Cherry la confirmación de la autoría de la obra a partir de su estudio físico y del estudio técnico, analítico y por radiografía realizado por Icono I&R.

Precio salida: 300.000 €

VENDIDO POR: 650.000 €

VENDIDO
781. JOAQUÍN SOROLLA Y BASTIDA (Valencia, 1863 - Madrid, 1923)Antes de la fiesta

Óleo sobre lienzo
75 x 94 cm
Firmado en rúbrica y dedicado áng. inf. izdo: A mi amigo A.Elegido/Sorolla 87
Inscripción ilegible lateral sup izdo: ..../Nuria Peris.
 
PROCEDENCIA:
Antonio Elegido, amigo del artista.
Colección particular.
 
Pintada en 1887, en Valencia, en su viaje a España del 87, año en el que viene a presentar su obra El Entierro de Cristo y pasa una larga temporada.
Un Sorolla taurino que nos muestra la escena que viven los protagonistas de una corrida de toros en la plaza momentos antes de empezar en el patio de cuadrillas. Sorolla no realiza muchas obras dedicadas a este tema durante su carrera, pero vuelve a abodarlo, a gran escala, en su obra dedicada a Sevilla, por encargo de Archer Huntington para la Hispanic Society of America de Nueva York, Vision de España y que titula ‘La Corrida". Nuestro cuadro pintado sobre un lienzo reutilizado por el artista, es una composición alegre llena de color y movimiento, el gentío compuesto por los toreros, los alguaciles, picadores y banderilleros se juntan y comparten charlas. Cada uno se pueden identificar por su idumentaria propia, los toreros y cuadrilla con traje de luces, el picador que monta a caballo y los dos alguaciles, encargados de abrir la corrida, a caballo y que visten a la moda de Felipe IV, de negro y con sombrero con plumas. Tal y como ejecuta la obra, el cromatismo y la naturalidad en la actitud de los personajes, el abocetamiento de las formas, pero con un dibujo bien ejecutado, nos recuerda a sus maestros Pradilla y Pinazo.  
 
Agradecemos a Blanca Pons-Sorolla su ayuda en la catalogación de esta obra con número de inventario BPS 149. Esta obra se acompaña de un certificado emitido por Francisco Pons Sorolla en Madrid, 18 de mayo de 1984
 

Precio salida

80.000 €

VENDIDO POR

150.000 €
VENDIDO
781. JOAQUÍN SOROLLA Y BASTIDA (Valencia, 1863 - Madrid, 1923)Antes de la fiesta

Óleo sobre lienzo
75 x 94 cm
Firmado en rúbrica y dedicado áng. inf. izdo: A mi amigo A.Elegido/Sorolla 87
Inscripción ilegible lateral sup izdo: ..../Nuria Peris.
 
PROCEDENCIA:
Antonio Elegido, amigo del artista.
Colección particular.
 
Pintada en 1887, en Valencia, en su viaje a España del 87, año en el que viene a presentar su obra El Entierro de Cristo y pasa una larga temporada.
Un Sorolla taurino que nos muestra la escena que viven los protagonistas de una corrida de toros en la plaza momentos antes de empezar en el patio de cuadrillas. Sorolla no realiza muchas obras dedicadas a este tema durante su carrera, pero vuelve a abodarlo, a gran escala, en su obra dedicada a Sevilla, por encargo de Archer Huntington para la Hispanic Society of America de Nueva York, Vision de España y que titula ‘La Corrida". Nuestro cuadro pintado sobre un lienzo reutilizado por el artista, es una composición alegre llena de color y movimiento, el gentío compuesto por los toreros, los alguaciles, picadores y banderilleros se juntan y comparten charlas. Cada uno se pueden identificar por su idumentaria propia, los toreros y cuadrilla con traje de luces, el picador que monta a caballo y los dos alguaciles, encargados de abrir la corrida, a caballo y que visten a la moda de Felipe IV, de negro y con sombrero con plumas. Tal y como ejecuta la obra, el cromatismo y la naturalidad en la actitud de los personajes, el abocetamiento de las formas, pero con un dibujo bien ejecutado, nos recuerda a sus maestros Pradilla y Pinazo.  
 
Agradecemos a Blanca Pons-Sorolla su ayuda en la catalogación de esta obra con número de inventario BPS 149. Esta obra se acompaña de un certificado emitido por Francisco Pons Sorolla en Madrid, 18 de mayo de 1984
 

Precio salida: 80.000 €

VENDIDO POR: 150.000 €

VENDIDO
707. ESCUELA ANDINA, SIGLO XVIIIArcángel: Uriel

Óleo sobre lienzo. 152 x 104 cm.
 
Procedencia:
Antigua colección particular española.
 
La pintura de ángeles en la pintura virreinal del Sur Andino, Bolivia y Perú alcanza una de las expresiones más atractivas en el arte de todos los tiempos como ya sugirió el académico peruano Francisco Stastny, “la abundancia de pinturas de ángeles en Bolivia y Perú coloniales podría deberse a su atractivo para la pintura de indígenas”. Las figuras pioneras de los ángeles llegaron a Sudamérica con los primeros misioneros, sobre todo los jesuitas, que difundieron la devoción angelical como parte de la evangelización y cristianización. Eran considerados, mensajeros de Dios, criaturas de amor y misericordia, cuya misión era proteger a cada hombre en el camino arduo y peligroso de la vida. La religiosidad andina, las relacionaron con sus dioses, con sus aves sagradas y las plumas usadas como símbolo de poder y realeza.
 
El arcángel Uriel es uno de los siete arcángeles de la tradición ortodoxa oriental y su nombre significa “fuego de Dios”. Representa la fuerza todopoderosa del espíritu de la vida y su misión es despertar la conciencia de los seres humanos con el fuego de la verdad.
 
Sobre un fondo de paisaje, el artista andino ha situado de pie con una atenta mirada al espectador la figura del arcángel Uriel alada. Sostiene en su mano derecha la espada, signo de claridad y luz, y la llama que simboliza la fuerza solar y el combate por la conquista del conocimiento. Viste túnica marrón y capa roja, éste último color que se relaciona con el fuego. Destacamos el fino encaje adornado con flores y cenefa de las mangas.
 
Otros ejemplos de arcángeles los podemos encontrar en Bolivia: Museo de arte de la Paz, en la iglesia de Calamarca, en la iglesia de Carabuco y en Perú: en la Igleisa de Chincheros, en el Museo de Arte de Cuzco; en el templo de San Pedro de la Comunidad de Challapampa, en Puno; en el convento de Santa Clara de Trujillo y en el Museo de Santa Teresa, en Arequipa.

Precio salida

50.000 €

VENDIDO POR

60.000 €
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707. ESCUELA ANDINA, SIGLO XVIIIArcángel: Uriel

Óleo sobre lienzo. 152 x 104 cm.
 
Procedencia:
Antigua colección particular española.
 
La pintura de ángeles en la pintura virreinal del Sur Andino, Bolivia y Perú alcanza una de las expresiones más atractivas en el arte de todos los tiempos como ya sugirió el académico peruano Francisco Stastny, “la abundancia de pinturas de ángeles en Bolivia y Perú coloniales podría deberse a su atractivo para la pintura de indígenas”. Las figuras pioneras de los ángeles llegaron a Sudamérica con los primeros misioneros, sobre todo los jesuitas, que difundieron la devoción angelical como parte de la evangelización y cristianización. Eran considerados, mensajeros de Dios, criaturas de amor y misericordia, cuya misión era proteger a cada hombre en el camino arduo y peligroso de la vida. La religiosidad andina, las relacionaron con sus dioses, con sus aves sagradas y las plumas usadas como símbolo de poder y realeza.
 
El arcángel Uriel es uno de los siete arcángeles de la tradición ortodoxa oriental y su nombre significa “fuego de Dios”. Representa la fuerza todopoderosa del espíritu de la vida y su misión es despertar la conciencia de los seres humanos con el fuego de la verdad.
 
Sobre un fondo de paisaje, el artista andino ha situado de pie con una atenta mirada al espectador la figura del arcángel Uriel alada. Sostiene en su mano derecha la espada, signo de claridad y luz, y la llama que simboliza la fuerza solar y el combate por la conquista del conocimiento. Viste túnica marrón y capa roja, éste último color que se relaciona con el fuego. Destacamos el fino encaje adornado con flores y cenefa de las mangas.
 
Otros ejemplos de arcángeles los podemos encontrar en Bolivia: Museo de arte de la Paz, en la iglesia de Calamarca, en la iglesia de Carabuco y en Perú: en la Igleisa de Chincheros, en el Museo de Arte de Cuzco; en el templo de San Pedro de la Comunidad de Challapampa, en Puno; en el convento de Santa Clara de Trujillo y en el Museo de Santa Teresa, en Arequipa.

Precio salida: 50.000 €

VENDIDO POR: 60.000 €

706. ESCUELA MEXICANA, SIGLO XVIISanta María Egipciaca y el Padre Zósimo de Palestina sobre un paisaje

Enconchado. 44 x 63 cm.
 
Procedencia:
Antigua colección particular española.
 
Los llamados enconchados o pinturas sobre madera o lienzo con incrustaciones de nácar, abundaron en Nueva España durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. Los trozos de madreperla, se aplicaban, en general, y se cubrían con una tenue capa de pintura. Los irisados reflejos de nácar realzaban el efecto decorativo de las obras y el resultado eran composiciones deslumbrantes. Eran objetos muy deseados para la contemplación religiosa tanto por la iglesia como por las clases de élite. La mayoría de las pinturas de enconchados que se conservan son anónimas. Algunas firmadas por Nicolás Correa, Miguel Gonzalez, y Juan Gonzalez. Es evidente la influencia oriental en este tipo de pinturas con incrustaciones de nácar por las relaciones que mantuvo Filipinas con México.
 
Santa María Egipciaca fue una asceta que se retiró al desierto tras una vida de prostitución. Es venerada como patrona de las mujeres penitentes. Según está recogido en Vita, escrita por Sofronio, patriarca de Jerusalén (634-638), Santa María nació en algún lugar de Egipto. A los doce años escapó de la ciudad de Alejandría y viajó a Jerusalén para la fiesta de la Exaltación de la Cruz. Cuando intentó entrar en la Iglesia del Santo Sepulcro para la celebración, una fuerza invisible le impidió hacerlo y consciente de ese extraño fenómeno a causa de su impureza, sintió un fuerte remordimiento y, al ver un icono de Theotokos fuera de la iglesia, pidió perdón, prometió renunciar a su vida anterior y convertirse en asceta. De nuevo intentó entrar en la iglesia, y esta vez se le permitió. Fue, entonces a dar gracias al icono y escuchó una voz diciéndole “Si cruzas el Jordán, encontrarás el glorioso descanso”. La Santa cruzó el Jordán, se retiró al desierto y vivió el resto de su vida como ermitaña. Vivió durante 47 años de tres panes (símbolo eucarístico) y de lo que podía encontrar en la naturaleza. Durante esos años se encontró a San Zósimo de Palestina al que le narró su vida. En el momento de su encuentro, la Santa estaba desnuda y le pidió a Zósimo que dejase un manto para cubrirse. Se volvieron a encontrar el Jueves Santo de un año después, y el abad le llevó la comunión y recitaron los primeros versos de “Nunc dimittis”. En el tercer encuentro y último encuentro el abad, se encontró a María muerta sobre la arena, su cuerpo se mantuvo incorrupto. Junto al cadáver estaban escritas las siguientes palabras: “Padre Zósimo, entierra el cuerpo de María pecadora. Haz que la tierra vuelva a tierra y pide por mí. Morí la noche de la Pasión del Señor, después de haber recibido el divino Manjar”. Zósimo enterró su cuerpo con la ayuda de un león, tomó su manto, regresó al monasterio y relató la historia de María a los hermanos.
 
Sobre un paisaje casi estéril, Santa María Egipciaca arrodillada a la entrada de una cueva, en actitud de oración y contemplación de su vida ante la cruz de Cristo. La cruz descansa sobre un libro y a su lado una calavera. En el suelo, lo que parece un recipiente quizás con los panes de los que vivió la Santa y símbolos eucarísticos. En un segundo plano, el Padre Zósimo cruzando el Jordán y portando lo que parece ser una capa, con el que la María cubrió su desnudez. Un conjunto de jilgueros sobrevuela la escena. Destacamos la frescura del color rojo sobre el manto de Santa María ricamente engalanado con nácar.
 
A relacionar con el enconchado de María Magdalena Penitente vendido en Christie´s en febrero del 2022 (Ver: https://onlineonly.christies.com/s/latin-american-art-online/anonymous-mexican-school-17th-century-2/142706?ldp_breadcrumb=back ).
 

Precio salida

35.000 €

706. ESCUELA MEXICANA, SIGLO XVIISanta María Egipciaca y el Padre Zósimo de Palestina sobre un paisaje

Enconchado. 44 x 63 cm.
 
Procedencia:
Antigua colección particular española.
 
Los llamados enconchados o pinturas sobre madera o lienzo con incrustaciones de nácar, abundaron en Nueva España durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. Los trozos de madreperla, se aplicaban, en general, y se cubrían con una tenue capa de pintura. Los irisados reflejos de nácar realzaban el efecto decorativo de las obras y el resultado eran composiciones deslumbrantes. Eran objetos muy deseados para la contemplación religiosa tanto por la iglesia como por las clases de élite. La mayoría de las pinturas de enconchados que se conservan son anónimas. Algunas firmadas por Nicolás Correa, Miguel Gonzalez, y Juan Gonzalez. Es evidente la influencia oriental en este tipo de pinturas con incrustaciones de nácar por las relaciones que mantuvo Filipinas con México.
 
Santa María Egipciaca fue una asceta que se retiró al desierto tras una vida de prostitución. Es venerada como patrona de las mujeres penitentes. Según está recogido en Vita, escrita por Sofronio, patriarca de Jerusalén (634-638), Santa María nació en algún lugar de Egipto. A los doce años escapó de la ciudad de Alejandría y viajó a Jerusalén para la fiesta de la Exaltación de la Cruz. Cuando intentó entrar en la Iglesia del Santo Sepulcro para la celebración, una fuerza invisible le impidió hacerlo y consciente de ese extraño fenómeno a causa de su impureza, sintió un fuerte remordimiento y, al ver un icono de Theotokos fuera de la iglesia, pidió perdón, prometió renunciar a su vida anterior y convertirse en asceta. De nuevo intentó entrar en la iglesia, y esta vez se le permitió. Fue, entonces a dar gracias al icono y escuchó una voz diciéndole “Si cruzas el Jordán, encontrarás el glorioso descanso”. La Santa cruzó el Jordán, se retiró al desierto y vivió el resto de su vida como ermitaña. Vivió durante 47 años de tres panes (símbolo eucarístico) y de lo que podía encontrar en la naturaleza. Durante esos años se encontró a San Zósimo de Palestina al que le narró su vida. En el momento de su encuentro, la Santa estaba desnuda y le pidió a Zósimo que dejase un manto para cubrirse. Se volvieron a encontrar el Jueves Santo de un año después, y el abad le llevó la comunión y recitaron los primeros versos de “Nunc dimittis”. En el tercer encuentro y último encuentro el abad, se encontró a María muerta sobre la arena, su cuerpo se mantuvo incorrupto. Junto al cadáver estaban escritas las siguientes palabras: “Padre Zósimo, entierra el cuerpo de María pecadora. Haz que la tierra vuelva a tierra y pide por mí. Morí la noche de la Pasión del Señor, después de haber recibido el divino Manjar”. Zósimo enterró su cuerpo con la ayuda de un león, tomó su manto, regresó al monasterio y relató la historia de María a los hermanos.
 
Sobre un paisaje casi estéril, Santa María Egipciaca arrodillada a la entrada de una cueva, en actitud de oración y contemplación de su vida ante la cruz de Cristo. La cruz descansa sobre un libro y a su lado una calavera. En el suelo, lo que parece un recipiente quizás con los panes de los que vivió la Santa y símbolos eucarísticos. En un segundo plano, el Padre Zósimo cruzando el Jordán y portando lo que parece ser una capa, con el que la María cubrió su desnudez. Un conjunto de jilgueros sobrevuela la escena. Destacamos la frescura del color rojo sobre el manto de Santa María ricamente engalanado con nácar.
 
A relacionar con el enconchado de María Magdalena Penitente vendido en Christie´s en febrero del 2022 (Ver: https://onlineonly.christies.com/s/latin-american-art-online/anonymous-mexican-school-17th-century-2/142706?ldp_breadcrumb=back ).
 

Precio salida: 35.000 €

VENDIDO
773. Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)Importante e inédito documento manuscrito, primer bosquejo para el “Informe de la Ley Agraria”, h. 1793.

Medidas: 30 x 21 cms.
 
PROCEDENCIA:
Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.
Familia de Jovellanos.
Colección particular.
 
 
Transcripción:
 
Pero en esta variedad que es lo que debemos pensar nosotros? Yo se lo diré.
 
Sin agravio de las personas que hasta aora han trabajado en esta causa, creo que podemos asegurar que en el examen de los males de nuestra Agricultura, y sus remedios no han seguido el metodo indicado por la naturaleza. Movidos de la fuerte impresion que les causaba la presencia de los males no se han detenido a buscar la primera raíz, confundieron muchas veces las causas con los efectos, creieron que podrian remediar efestos sin conocer aquellas, a la manera de oiertos médicos, busacan remedios para desterrar los síntomas del mal, olvidando que el primer axioma de la profesion, es que no se puede vencer el mal sin combatirle en la raíz.
 
Suplamos nosotros este defecto, adoptando por un instante como causas de la la decadencia de la Agricultura lo abusos que se han señalado, subamos a descubrir su origen.
 
Solo puede hallarse en tres puntos, a saber ó en la naturaleza, ó en el gobierno, ó en los mismos labradores. Examinemos separadamente estos tres puntos.
 
No se halla oiertamente el atraso de nuestra Agricultura en la naturaleza de nuestro clima, y de nuestro suelo. Sin detenernos a recopilar los testimonios de un número increible de autores antiguos y modernos que han elogiado la benignidad del clima, y la feracidad del suelo de españa para todo el gáner de producciones, creo que podemos asegurar sin reparo que España por la naturaleza de su suelo, es capaz de tener una muy estendida, y provechosa Agricultura.
 
Bien sé que España es un pais muy seco, que en natural posicion, ofrece poca actitud para los riegos, que carece de ríos navegables y, no goza de mejores proporciones para tener muchos, y buenos canales. Pero de los estorbos físicos inamovibles no se habla en este expediente porque no aspiramos, ni debemos á mas prosperidad que la que sea compatible con nuestra fisica posicion y si son amables, no en contra de la naturaleza el mal que deseamos combatir, sino de otra parte.
 
Tampoco creo yo que la ruina de la Agricultura  provenga de los misms Agricultores, el interes que es el que hace al hombra cultivas, le hace tambien cultivar lo mejor que puede. Siel no cultiva cuanto puede cultivar, ni tambien como se puede cultivar, ciertamente que será, ó porque no sabe, ó porque se le opone algun estorbo. Esta ignorancia, posible y este estorbo, ai son amovibles, no se deben imputar á el, y si no lo son, no es el causa del atraso que causan. Luego el origen de este mal, no esta en los cultivadores.
 
Luego está en el gobierno ¿ la consecuencia no es mia: ella se infiere de las premisas que he sentado.
 
Cuando digo que el gobierno existe el origen del atraso de nuestra Agricultura estoy mui lejos de calumniar á aquella porcion de hombres que la providencia ha colocado al frente de los negocios en los tiempos pasados. Por lo comun somos inclinados á calumniar á los que mandan mas de lo justo. Yo creo que habran procedido de buena fee, que con muy buena fe pudieron cometer mui grandes errores. Vamos a someter su conducta á nuestro examen.
 
Si el gobierno ha causado los males de la Agricultura; como los ha causado? Sin duda por medio de las Leyes, Que solo cuando las ignora circunscribe la libertad del ciudadano á quien manda ó veda. Y podremos asegurar que todas las Leies relativas á la agricultura han sido para ella funestas...
 
 
 

Precio salida

18.000 €

VENDIDO POR

18.000 €
VENDIDO
773. Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)Importante e inédito documento manuscrito, primer bosquejo para el “Informe de la Ley Agraria”, h. 1793.

Medidas: 30 x 21 cms.
 
PROCEDENCIA:
Excmo. Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos.
Familia de Jovellanos.
Colección particular.
 
 
Transcripción:
 
Pero en esta variedad que es lo que debemos pensar nosotros? Yo se lo diré.
 
Sin agravio de las personas que hasta aora han trabajado en esta causa, creo que podemos asegurar que en el examen de los males de nuestra Agricultura, y sus remedios no han seguido el metodo indicado por la naturaleza. Movidos de la fuerte impresion que les causaba la presencia de los males no se han detenido a buscar la primera raíz, confundieron muchas veces las causas con los efectos, creieron que podrian remediar efestos sin conocer aquellas, a la manera de oiertos médicos, busacan remedios para desterrar los síntomas del mal, olvidando que el primer axioma de la profesion, es que no se puede vencer el mal sin combatirle en la raíz.
 
Suplamos nosotros este defecto, adoptando por un instante como causas de la la decadencia de la Agricultura lo abusos que se han señalado, subamos a descubrir su origen.
 
Solo puede hallarse en tres puntos, a saber ó en la naturaleza, ó en el gobierno, ó en los mismos labradores. Examinemos separadamente estos tres puntos.
 
No se halla oiertamente el atraso de nuestra Agricultura en la naturaleza de nuestro clima, y de nuestro suelo. Sin detenernos a recopilar los testimonios de un número increible de autores antiguos y modernos que han elogiado la benignidad del clima, y la feracidad del suelo de españa para todo el gáner de producciones, creo que podemos asegurar sin reparo que España por la naturaleza de su suelo, es capaz de tener una muy estendida, y provechosa Agricultura.
 
Bien sé que España es un pais muy seco, que en natural posicion, ofrece poca actitud para los riegos, que carece de ríos navegables y, no goza de mejores proporciones para tener muchos, y buenos canales. Pero de los estorbos físicos inamovibles no se habla en este expediente porque no aspiramos, ni debemos á mas prosperidad que la que sea compatible con nuestra fisica posicion y si son amables, no en contra de la naturaleza el mal que deseamos combatir, sino de otra parte.
 
Tampoco creo yo que la ruina de la Agricultura  provenga de los misms Agricultores, el interes que es el que hace al hombra cultivas, le hace tambien cultivar lo mejor que puede. Siel no cultiva cuanto puede cultivar, ni tambien como se puede cultivar, ciertamente que será, ó porque no sabe, ó porque se le opone algun estorbo. Esta ignorancia, posible y este estorbo, ai son amovibles, no se deben imputar á el, y si no lo son, no es el causa del atraso que causan. Luego el origen de este mal, no esta en los cultivadores.
 
Luego está en el gobierno ¿ la consecuencia no es mia: ella se infiere de las premisas que he sentado.
 
Cuando digo que el gobierno existe el origen del atraso de nuestra Agricultura estoy mui lejos de calumniar á aquella porcion de hombres que la providencia ha colocado al frente de los negocios en los tiempos pasados. Por lo comun somos inclinados á calumniar á los que mandan mas de lo justo. Yo creo que habran procedido de buena fee, que con muy buena fe pudieron cometer mui grandes errores. Vamos a someter su conducta á nuestro examen.
 
Si el gobierno ha causado los males de la Agricultura; como los ha causado? Sin duda por medio de las Leyes, Que solo cuando las ignora circunscribe la libertad del ciudadano á quien manda ó veda. Y podremos asegurar que todas las Leies relativas á la agricultura han sido para ella funestas...
 
 
 

Precio salida: 18.000 €

VENDIDO POR: 18.000 €

VENDIDO
688. ESCUELA ESPAÑOLA, SIGLO XVIIICombate naval entre cristianos y turcosPar de óleos sobre lienzo. 78 x 117 cm, cada uno

Par de óleos sobre lienzo. 78 x 117 cm, cada uno.
En el reverso, uno con etiqueta de la Junta Delegada de Incautación con número de inventario “2712” y otro inscrito a tiza en el lienzo F13823”.
Ambas obras recogidas en el libro de Actas de la Junta Delegada de Incautación, JTA 16/105, 23 septiembre 1936, con números 2712 y 2709 (Ver: http://catalogos.mecd.es/opac/mosaic?q=*%3A*&start=0&rows=12&sort=fecha%20asc&fq=mssearch_people&fv=%C3%81lvarez+Laviada%2C+Manuel&fo=and).
 
Probablemente las obras que presentamos sean una interpretación libre del pintor de la Batalla de Préveza, que tuvo lugar en 1538. Podemos identificar en las banderas de los estandartes de los barcos, el escudo Real español sobre fondo blanco utilizado por los buques de la Real Armada desde el advenimiento de los Borbones al trono español (desde Felipe V a 1758), la bandera de Venecia (león en dorado sobre fondo rojo) y las banderas turcas (medias lunas). No descartamos que el buque que lleva la bandera de Venecia por el carácter historiado de su decoración sea el galeón San Marcos.
 
La batalla de Préveza se produjo el 28 de septiembre de 1538, en la Bahía de Préveza, entre la flota española al mando de Andrea Doria y la flota otomana con el virrey de Argel y el gran almirante Khair-ad-Din- “Barbarroja”.
Carlos V ante el avance de los turcos en el Mediterráneo formó una impresionante armada reforzada por los Caballeros de la Orden de Malta, los italianos y los alemanes. El objetivo primordial era atrapar a Barbarroja que durante cuatro años atacó los puertos mediterráneos aliados de España: saqueó las costas de Apulia, atacó Corfú y el mar Adriático. A pesar de que la tropa capitaneada por Andrea Doria disponía de 200 navíos, 2500 cañones y marineros venecianos, fue derrotado por la cuadrilla de Barbarroja que contaba con 150 galeras.
 
Ambos lienzos, son un documento histórico de la naturaleza dramática del combate de españoles, venecianos y otomanos. Un grupo de nubes densas y grisáceas, nos anuncia la tormenta y el viento desfavorable a los que Andrea Doria tuvo que enfrentarse impidiendo su victoria.
 
Agradecemos a D. Carlos Morenés, Marqués del Borghetto, los datos aportados para catalogación de este lote.

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6.000 €

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688. ESCUELA ESPAÑOLA, SIGLO XVIIICombate naval entre cristianos y turcosPar de óleos sobre lienzo. 78 x 117 cm, cada uno

Par de óleos sobre lienzo. 78 x 117 cm, cada uno.
En el reverso, uno con etiqueta de la Junta Delegada de Incautación con número de inventario “2712” y otro inscrito a tiza en el lienzo F13823”.
Ambas obras recogidas en el libro de Actas de la Junta Delegada de Incautación, JTA 16/105, 23 septiembre 1936, con números 2712 y 2709 (Ver: http://catalogos.mecd.es/opac/mosaic?q=*%3A*&start=0&rows=12&sort=fecha%20asc&fq=mssearch_people&fv=%C3%81lvarez+Laviada%2C+Manuel&fo=and).
 
Probablemente las obras que presentamos sean una interpretación libre del pintor de la Batalla de Préveza, que tuvo lugar en 1538. Podemos identificar en las banderas de los estandartes de los barcos, el escudo Real español sobre fondo blanco utilizado por los buques de la Real Armada desde el advenimiento de los Borbones al trono español (desde Felipe V a 1758), la bandera de Venecia (león en dorado sobre fondo rojo) y las banderas turcas (medias lunas). No descartamos que el buque que lleva la bandera de Venecia por el carácter historiado de su decoración sea el galeón San Marcos.
 
La batalla de Préveza se produjo el 28 de septiembre de 1538, en la Bahía de Préveza, entre la flota española al mando de Andrea Doria y la flota otomana con el virrey de Argel y el gran almirante Khair-ad-Din- “Barbarroja”.
Carlos V ante el avance de los turcos en el Mediterráneo formó una impresionante armada reforzada por los Caballeros de la Orden de Malta, los italianos y los alemanes. El objetivo primordial era atrapar a Barbarroja que durante cuatro años atacó los puertos mediterráneos aliados de España: saqueó las costas de Apulia, atacó Corfú y el mar Adriático. A pesar de que la tropa capitaneada por Andrea Doria disponía de 200 navíos, 2500 cañones y marineros venecianos, fue derrotado por la cuadrilla de Barbarroja que contaba con 150 galeras.
 
Ambos lienzos, son un documento histórico de la naturaleza dramática del combate de españoles, venecianos y otomanos. Un grupo de nubes densas y grisáceas, nos anuncia la tormenta y el viento desfavorable a los que Andrea Doria tuvo que enfrentarse impidiendo su victoria.
 
Agradecemos a D. Carlos Morenés, Marqués del Borghetto, los datos aportados para catalogación de este lote.

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