NO VENDIDO
Descripción del lote
JUAN CORREA VIVAR (Mascaraque, Toledo, ca. 1510- Toledo, 1566)
San Nicolás de Tolentino
Óleo sobre tabla de pino. 64 x 63,5 cm.
En el reverso con etiquetas, una inscrita: "Capilla del Obispo".
San Nicolás de Tolentino fue un célebre miembro de la orden de los Agustinos. Se le representa en posición frontal, joven e imberbe, acorde con la iconografía del momento. Luce una tonsura muy visible que da a su coronilla una apariencia grisácea. Aparece en actitud meditativa y serena, recogido en la tranquilidad de su estudio, sentado en una especie de banco sin respaldo. Detrás de él, se encuentra un paño de honor realizado en oro, dignificando su presencia. El nimbo del santo se ha perfilado en negro y se recorta sobre el fondo dorado del paño.
Nicolás aparece escribiendo con una pluma sobre un libro que apoya en las rodillas, mientras que en la repisa de madera a la derecha se ven dos libros más. Su rostro está tratado con detalle, especialmente el tono oscuro de la barba incipiente y la mirada ensimismada que dirige hacia la parte baja. Viste el hábito oscuro de la orden agustiniana, decorado con oro aplicado en los puños y el borde de la capucha. El hábito está moteado con pequeñas formas cuadradas o romboidales que simbolizan estrellas, en alusión a una leyenda según la cual una estrella le guiaba por las noches hacia el monasterio, por lo que se le conoce como “el santo de la estrella”.
La celda en que aparece el santo tiene una curiosa forma de cuarto de esfera con dos aberturas al exterior. La abertura de la izquierda es muy estrecha y apenas deja intuir un paisaje, aunque sí se ve el azul del cielo. La de la derecha es más amplia y está cerrada por una vidriera emplomada que deja entrar abundante luz. Sobre la repisa de esta abertura hay una mitra, atributo relacionado con el báculo abacial que aparece detrás del santo. Ambos elementos han sido elaborados con lámina metálica de oro, aunque la mitra presenta algunas partes pintadas y decoradas con dos elementos esféricos que imitan la pedrería.
El pintor muestra su habilidad técnica al ubicar la figura en un espacio de perspectiva compleja. Ha colocado el banco en una posición ligeramente oblicua, mientras que el santo se sienta en él en posición completamente frontal. El pintor utiliza las ventanas para dotar de profundidad a la estancia, generando una sensación de espacio adicional. Estas aberturas permiten el acceso de la luz, que el maestro resuelve de forma correcta y detallista. Se observan sombras proyectadas, como las de los libros sobre los cortes de los folios.
San Nicolás de Tolentino es mostrado en la intimidad de su celda, rodeado de libros, recordado por su eremitismo y penitencia. Son pocas las representaciones del santo en su estudio, y raramente aparece con la mitra y el báculo, siendo más común verlo con otros atributos como la perdiz sobre un plato, los lirios, el crucifijo o la estrella en el pecho, como en una tabla de 1515-1520 atribuida a Miguel Esteve en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
La autoría de la tabla se atribuye a Juan Correa de Vivar, pintor activo en Toledo hacia 1510-1566. La obra muestra un estilo cercano a sus primeras obras de los años treinta y cuarenta, como el retablo de Mora (Toledo), el de la Purificación del convento de clarisas de Griñon (Madrid), o el de Guisando (Ávila). El sombreado del rostro del santo es característico de las obras iniciales de Correa, de marcado carácter leonardesco. Esto también se observa en un San Bernardo y en la Muerte de San Bernardo, ambas en el Museo del Prado.
La influencia de Juan de Borgoña es evidente, ya que la posición y el rostro de San Nicolás de Tolentino reproducen fielmente los del San Agustín en una de las tablas del Bowes Museum (Inglaterra). Este formato de tabla cuadrada se encuentra en el Retablo de la Purificación del convento de Griñon, que presidía el coro de las monjas. Es posible que esta tabla formara parte de un retablo similar, de formato reducido, destinado a alguna capilla de claustro o a un retablo de estación. Este tipo de compartimento es habitual en retablos medianos, como en el banco del retablo mayor de las Capillas de las Cuevas de la catedral de Ávila, atribuido a Lorenzo de Ávila, o en el retablo mayor de la Iglesia de San Agustín del Pozo (Zamora), relacionado con Martín de Carvajal o Lorenzo de Ávila. También se observa una gran similitud con el retablo de Botija (Cáceres), fechado hacia 1560 y relacionado con un maestro anónimo del entorno toledano.
La procedencia de la tabla es la Capilla del Obispo en la Iglesia de San Andrés de Madrid, según una etiqueta adherida en la parte posterior durante la Guerra Civil española. Correa trabajó en varias ocasiones para iglesias del entorno de Madrid, como lo demuestran encargos para localidades como Griñon, Meco y San Martín de Valdeiglesias.
La autoría ha sido confirmada por el Alberto Velasco González, Doctor en Historia del Arte, Universitat de LLeida, quien ha realizado el estudio de la tabla que presentamos.
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