Precio salida
10.000 €
Descripción del lote
JOSÉ RIBELLES Y HELIP (Valencia, 1778 - Madrid, 1835)
Retrato de dama con boa de plumas
C. 1805
Óleo sobre lienzo. 74 x 61 cm.
Este pintor español, formado en la tradición neoclásica bajo la guía de su padre José Ribelles y en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia como discípulo de Vicente López, destacó por su versatilidad artística y su evolución estilística. En 1799 se trasladó a Madrid para completar su formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde en 1807 presentó una serie de seis retratos. Es nombrado Académico de Mérito en 1818 y Pintor de Cámara de Fernando VII en 1819.
Aunque cultivó una amplia variedad de géneros y técnicas -desde frescos y óleos hasta litografías y decoraciones teatrales- su madurez artística brilló especialmente en el retrato, influido por la obra de Agustín Esteve y la impronta de Francisco Goya, con quien se relacionó estrechamente en Madrid. Obras como los retratos del actor José Caprara o del poeta Manuel José Quintana reflejan su dominio técnico y sensibilidad expresiva.
Además, fue un prolífico escenógrafo, dejando su huella en los decorados teatrales de espacios emblemáticos como los teatros de Caños del Peral y de la Cruz en Madrid. En el paisaje, destacó con piezas como El estanque grande del Retiro y su embarcadero, bajo la influencia clasicista del italiano Fernando Brambilla.
Son pocos los retratos conocidos que salieron de los pinceles de Ribelles. Su limitada incursión en este género podría explicarse por su dedicación a la obra gráfica y decorativa, así como por la fuerte competencia en la corte madrileña, donde predominaba el estilo preciosista de su maestro Vicente López. Este último había consolidado su reputación como retratista, marcando el gusto de la sociedad de su tiempo, ya alejada del estilo goyesco. No obstante, Ribelles destacó como retratista hábil y colorista. De hecho, se dice que el propio Goya, reconociendo su talento, le reprochó dedicarse a las decoraciones teatrales en lugar de emprender trabajos de mayor envergadura, para los que estaba especialmente dotado.
La obra que presentamos, el retrato de una dama con boa de plumas, pone de manifiesto las excepcionales habilidades de Ribelles no solo para capturar los rasgos físicos, sino también para transmitir la profundidad psicológica de sus modelos. Los cabellos de la dama caen en bucles sobre su frente, siguiendo la moda de principios del siglo XIX. Sobre un fondo neutro en tonos verdes, el pintor sitúa con maestría la figura de una mujer de elegancia indiscutible. Representada de medio cuerpo y ligeramente girada hacia la derecha, la dama dirige una mirada penetrante hacia el espectador, logrando una conexión íntima y cautivadora.
El fondo presenta una suave luminosidad que perfila a la figura, separándola delicadamente del espacio circundante. La técnica refinada, el toque fluido del pincel y la atmósfera ligera que envuelve a la modelo son un testimonio de la influencia de los maestros de la época, reflejando ecos del estilo más exquisito de Esteve y formulaciones características de Goya.
En la producción de Ribelles, este retrato y el dibujo del retrato de su esposa, Pilar Ulzurrum de Asanza y Peralta, son las únicas dos obras localizadas que representan figuras femeninas.
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