EUSEBIO SEMPERE (Onil, Alicante, 1923 - 1985)Reja, 1966-67.

Varillas de hierro soldadas y pintadas en negro. 135 x 120 x 16,5 cm. Agradecemos a D.Juan Centenera y DªIrene Mira Sempere por su ayuda en la autentificación y catalogación de la obra. Existe un boceto de esta escultura en lápiz rojo y bolígrafo azul sobre papel de 43 x 29 cm. Existe una fotografía de la obra en blanco y negro de 20 x 19 cm. fechada el 22 de junio de 1968 en los archivos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, con el siguiente texto en el reverso: “Composición móvil, de Eusebio Sempere. Barras de metal, que al moverse producen un efecto óptico del gran impacto” (www.bibliotecadigital.uprrp.edu). PROCEDENCIA: Encargo al artista. Colección particular. BIBLIOGRAFÍA: Ricardo Andrés e Irene Mira, “Sempere. Bocetos para escultura”, 2000 (revisado en el 2010), boceto de la escultura rep.pág.37 ( en www.eusebio-sempere.com). Eusebio Sempere nunca se consideró a si mismo un “auténtico escultor”, si bien sus esculturas (ejecutadas en un primer momento por Artemio de Miguel y luego Juan Centenera) son una parte esencial y una prolongación de su obra en dos dimensiones. Como indican Ricardo Andrés e Irene MIra: “En la tercera dimensión Sempere consigue que matices y efectos sutiles e incorpóreos se hagan visibles gracias al movimiento y la luz. La finalidad de sus creaciones tridimensionales residía en la capacidad de provocar fenómenos visuales que fueron su ‘hallazgo’, su don como artista; se hace perceptible un mundo que quiere trascender su propia materialidad. Desde el comienzo, Sempere tuvo claro que eran dos los ejes sobre los cuales tenía que girar su obra tridimensional: el movimiento y la luz. De ahí que los denominara "móviles". El más mínimo movimiento que se aplique a ellos logra transformar las formas fijas y genera efectos visuales sutiles y delicados. Estos movimientos son muy simples: el giro y la oscilación pendular que provoca el cruce de líneas. Es decir, en un caso, encontramos el giro sobre el propio eje de la escultura y, en el otro caso, el cruce de unas líneas con otras en distintos planos y sentidos, aproximándose y alejándose. Se dan otros casos en que debe ser el movimiento del espectador, -acercándose, alejándose, rodeando- el que posibilita captar los efectos de la luz o las transformaciones de las formas básicas que el plano frontal no se pueden captar” (Andrés y Mira, 2000, pág.3). Esta fantástica obra sigue los diseños de rejas de mediados de los años 60, de tamaño grande, formato cuadrado e integrando el círculo en la reja del primer plano: en este caso dos semicírculos opuestos. La reja del segundo plano tiene la forma de dos triángulos opuestos. Se juega con resaltar los posibles movimientos que partan del centro gracias a una inclinación hacia su centro de 15 cm en la reja del primer plano. La simetría de la obra se rompe con una cenefa situada en la base.