Descripción del lote
JUAN CORREA DE VIVAR (Toledo, hacia 1510-1566)NatividadHacia 1530.
Óleo sobre tabla. 43 x 33 cm. Con sello en lacre en el reverso de la familia Dampierre de la dinastía Borbón. BIBLIOGRAFÍA RELACIONADA: POST, R. Ch., A History of Spanish Painting, vol. IX, p. 277 y vol. X, pp. 406-408 MATEO GÓMEZ, I. y DÍAZ PADRÓN, M., “Juan Correa de Vivar y los retablos del convento de Clarisas de Griñón”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 1981, XVIII, págs. 91-97 MATEO GÓMEZ, I., Juan Correa de Vivar, C.S.I.C., Instituto Diego Velázquez, Madrid, 1983 MATEO GÓMEZ, I., y LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A., La pintura toledana de la segunda mitad del siglo XVI, Madrid, 2003 RUIZ GÓMEZ, L. (comis.), Juan Correa de Vivar, c. 1510-1566. Maestro del Renacimiento español, cat. exp., Toledo, 2010 A pesar de su juventud, ya en 1527 encontramos a Juan Correa de Vivar vinculado a Juan de Borgoña, el gran maestro de del ámbito toledano, y a otros pintores de la talla de Francisco Comontes y Pedro de Cisneros. Su estilo, ligado al del maestro en la década de los años 30, donde se sitúa la tabla que ofrecemos, irá poco a poco evolucionando y afianzándose, primero con un cierto manierismo superficial para pasar a reconocer la importancia de las formas renacentistas del círculo de Rafael y de Leonardo, conocidas a través de las fórmulas vistas en el foco valenciano, que irá debilitándose con el paso del tiempo mientras se acentúa la sensibilidad dramática y estilística, debida en gran parte a la influencia de un Luis de Morales, Alonso Berruguete e incluso de Villoldo. La Natividad que ofrecemos recuerda, por su reducido tamaño, a La Virgen con el Niño y el pajarito del Colegio de Doncellas de Toledo (43 x 36,5 cm). Estas pequeñas dimensiones normalmente se reservaban para piezas de devoción privada, que en muchos casos simplificaban una previa composición de éxito. Aunque se puede relacionar con otras tablas de la década de 1530 -monasterio de Guadalupe, Louvre, iglesia de Mora (Toledo) y Úrsulas de Salamanca, entre otras- la de mayor calidad es, sin duda, la del Tríptico de Guisando del Museo Nacional del Prado (P000690), pero presenta una animada complejidad, a base de grupos de pastores y ángeles que van a adorar al Niño que, de alguna manera la alejan de nuestra sencilla Natividad. En todas ellas vemos, eso sí, un mismo modelo para la Virgen y una cadencia de movimientos de cuerpo y manos muy similar, que puede aplicarse casi al pie de la letra a la figura del Niño, recostado siempre desnudo sobre un paño con algunas arrugas, como predestinado a ser víctima expiatoria -su maestro Juan de Borgoña lo solía presentar envuelto-, y con san José, en el que vemos aquí restos del dibujo preparatorio. En nuestra opinión, tiene más semejanza con nuestra tabla la sencilla composición con el mismo asunto del retablo pintado en el coro del convento de las Clarisas de Griñón, convento fundado por cierto por un tío de Correa de Vivar, canónigo de Zamora, llamado Rodrigo de Vivar. Vendido después de la guerra del 1936 y en colección privada madrileña, la tabla reduce notablemente los personajes, abre la perspectiva hacia el paisaje luminoso del fondo gracias a un arco y presenta muy brevemente al ángel y a los pastores. Dada su simplificada similitud, pensamos que la tablita de la Natividad que ofrecemos pudo ser pintada para la abadesa del convento y utilizada de forma devocional.
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