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709. ATRIBUIDO A LUIS NIÑO (Potosí- Bolivia, activo entre 1737 y 1750)Verdadero retrato de Nuestra Señora de la Misericordia

Óleo sobre lienzo. 99 x 70,5 cm.
Inscrito: "Vro. Rto de la Soberana y Milagrosa, Devota Ymagen de Ntra. Sra. de la Misericordia qe se venera en la Vice Parroquia de San Jn de Pacasa provincia de Porco".
 
Pintor indígena, natural de Potosí. Fue también escultor, y ensamblador de retablos lo que permitió el estudio del género de las “esculturas pintadas”; que muestran las efigies de culto favoritas dentro de sus respectivos altares. Trabajó para el arzobispo de Plata, Alonso del Pozo y Silva y recibió numerosos encargos por parte de las cofradías ricas de indios. Su obra maestra conservada es la Virgen de Sabaya, lienzo firmado y conservado en el Museo de la Moneda. Se conocen otras obras de su mano la Virgen de la Victoria de Málaga en el Museo de Denver, la Virgen del Rosario en el Museo de Arte de Lima, una Virgen del Rosario en Potosí.
 
Obra que porta una leyenda inscrita "Vro. Rto de la Soberana y Milagrosa, Devota Ymagen de Ntra. Sra. de la Misericordia qe se venera en la Vice Parroquia de San Jn de Pacasa provincia de Porco". La inscripción, nos permite identificar a la Virgen como Nuestra Señora de la Misericordia también conocida como la Virgen de la Merced y la Virgen de las Mercedes, cuya devoción fue muy extendida en Bolivia. También nos sitúa en la provincia de Porco, pequeño municipio de Bolivia cercano a la ciudad de Potosí y destacado por su labor minera. Sobre un pedestal rematado con media luna, el pintor con su habitual frontalidad y planimetría nos presenta a la Virgen coronada con el Niño en su mano izquierda. El Niño viste pantalón, chaleco y levita siguiendo la moda europea. En su mano izquierda una flor de lis y una daga que la identifica como Dolorosa. El manto, las coronas y otros detalles ornamentales están ricamente cubiertos juegos de brocados cubiertos en oro.

Precio salida

20.000 €

VENDIDO POR

42.500 €
VENDIDO
709. ATRIBUIDO A LUIS NIÑO (Potosí- Bolivia, activo entre 1737 y 1750)Verdadero retrato de Nuestra Señora de la Misericordia

Óleo sobre lienzo. 99 x 70,5 cm.
Inscrito: "Vro. Rto de la Soberana y Milagrosa, Devota Ymagen de Ntra. Sra. de la Misericordia qe se venera en la Vice Parroquia de San Jn de Pacasa provincia de Porco".
 
Pintor indígena, natural de Potosí. Fue también escultor, y ensamblador de retablos lo que permitió el estudio del género de las “esculturas pintadas”; que muestran las efigies de culto favoritas dentro de sus respectivos altares. Trabajó para el arzobispo de Plata, Alonso del Pozo y Silva y recibió numerosos encargos por parte de las cofradías ricas de indios. Su obra maestra conservada es la Virgen de Sabaya, lienzo firmado y conservado en el Museo de la Moneda. Se conocen otras obras de su mano la Virgen de la Victoria de Málaga en el Museo de Denver, la Virgen del Rosario en el Museo de Arte de Lima, una Virgen del Rosario en Potosí.
 
Obra que porta una leyenda inscrita "Vro. Rto de la Soberana y Milagrosa, Devota Ymagen de Ntra. Sra. de la Misericordia qe se venera en la Vice Parroquia de San Jn de Pacasa provincia de Porco". La inscripción, nos permite identificar a la Virgen como Nuestra Señora de la Misericordia también conocida como la Virgen de la Merced y la Virgen de las Mercedes, cuya devoción fue muy extendida en Bolivia. También nos sitúa en la provincia de Porco, pequeño municipio de Bolivia cercano a la ciudad de Potosí y destacado por su labor minera. Sobre un pedestal rematado con media luna, el pintor con su habitual frontalidad y planimetría nos presenta a la Virgen coronada con el Niño en su mano izquierda. El Niño viste pantalón, chaleco y levita siguiendo la moda europea. En su mano izquierda una flor de lis y una daga que la identifica como Dolorosa. El manto, las coronas y otros detalles ornamentales están ricamente cubiertos juegos de brocados cubiertos en oro.

Precio salida: 20.000 €

VENDIDO POR: 42.500 €

VENDIDO
714. ATRIBUIDO A BASILIO DE SANTA CRUZ PUMACALLAO (Cuzco, 1635-1710, activo entre 1661-1700)San Miguel Arcángel

Óleo sobre lienzo. 166 x 121 cm.
 
Basilio de Santa Cruz dominó el panorama artístico durante el último cuarto del siglo XVII de la escuela cuzqueña junto a Diego Quispe Tito (1611- 1681?). Su principal mecenas fue el Obispo Manuel de Mollinedo y Angulo (1673-1699), clérigo español que llega a Cuzco en 1673. Contaba con una valiosa colección con obras de El Greco, Sebastián Herrera Barnuevo, Juan Carreño de Miranda y otros pintores de la corte española. Composiciones que fueron una fuente de inspiración para Santa Cruz, que con su habilidad pictórica logró en sus composiciones fusionar el barroco español con los toques del espíritu americano, estableciendo así un paralelismo entre la pintura del Perú y la de España.
Su carrera comenzó h. 1661, cuando recibe el encargo en Cuzco de una serie de doce ángeles y doce Vírgenes, hoy en paradero desconocido. En 1662, recibe el encargo del benefactor Laureano Polo del Martirio de San Laureano mártir para la iglesia de la Merced. En 1667, pinta una serie dedicada a San Francisco para el convento Franciscano de Cuzco. Entre 1670 y 1690, realiza los Milagros de San Francisco Javier en la India y San Ignacio de Loyola exorcizando endemoniados. En 1694, recibe el encargo de Mollinedo de un conjunto de lienzos San Cristóbal y San Isidro Labrador, La aparición de la Virgen a San Felipe Neri y la Imposición de la casulla de San Ildefonso y un conjunto de santas mártires y fundadoras de congregaciones religiosas y alegorías eucarísticas para la Catedral de Cuzco con los que se consagra como pintor. En 1698, pinta también para la Catedral una Virgen de la Almudena con las figuras orantes de Carlos II y Mariana de Neoburgo y una Virgen de Belén con Mollinedo en idéntico papel de donante, ambas pinturas llamadas a perennizar la contribución de Mollinedo al enriquecimiento artístico de la ciudad y de su iglesia mayor.
 
El arcángel San Miguel, según la tradición judeocristiana, condujo a los ejércitos celestiales a la victoria sobre Satanás y los ángeles rebeldes. Durante la Contrarreforma, los Arcángeles se convirtieron en potentes símbolos como defensores de la fe en contra de las herejías protestantes y paganas. En el Nuevo Mundo, las figuras de los arcángeles fueron una constante en sus pinturas, adoptaron a esta criatura celestial como una de las fuentes de la iconografía cristiana reconociendo su forma de vestir y asociándose con él como valientes guerreros.
 
La obra que presentamos representa el episodio narrado en el Libro del Apocalipsis (12:7-9), que describe la lucha entre Satanás y San Miguel: “Entonces estalló la guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles libraron la guerra contra el dragón…Así que el gran dragón fue derribado, esa serpiente de antaño…”. Sobre un fondo celestial, con una presencia monumental dominando la totalidad del lienzo, se alza la figura de San Miguel que desciende de los cielos para pisotear al demonio. Vestido como un líder romano, deslumbrante manto y poderosas alas. Destacamos el fino trabajo de los dibujos ornamentales realizados con brocatería que decoran el manto, y la vestimenta del arcángel. Propias del estilo de Santa Cruz es el tratamiento del rostro de mejillas ruborizadas, nariz con tabique nasal recto, boca pequeña, frente lisa y arco de las cejas ligeramente pronunciadas.

Precio salida

70.000 €

VENDIDO POR

70.000 €
VENDIDO
714. ATRIBUIDO A BASILIO DE SANTA CRUZ PUMACALLAO (Cuzco, 1635-1710, activo entre 1661-1700)San Miguel Arcángel

Óleo sobre lienzo. 166 x 121 cm.
 
Basilio de Santa Cruz dominó el panorama artístico durante el último cuarto del siglo XVII de la escuela cuzqueña junto a Diego Quispe Tito (1611- 1681?). Su principal mecenas fue el Obispo Manuel de Mollinedo y Angulo (1673-1699), clérigo español que llega a Cuzco en 1673. Contaba con una valiosa colección con obras de El Greco, Sebastián Herrera Barnuevo, Juan Carreño de Miranda y otros pintores de la corte española. Composiciones que fueron una fuente de inspiración para Santa Cruz, que con su habilidad pictórica logró en sus composiciones fusionar el barroco español con los toques del espíritu americano, estableciendo así un paralelismo entre la pintura del Perú y la de España.
Su carrera comenzó h. 1661, cuando recibe el encargo en Cuzco de una serie de doce ángeles y doce Vírgenes, hoy en paradero desconocido. En 1662, recibe el encargo del benefactor Laureano Polo del Martirio de San Laureano mártir para la iglesia de la Merced. En 1667, pinta una serie dedicada a San Francisco para el convento Franciscano de Cuzco. Entre 1670 y 1690, realiza los Milagros de San Francisco Javier en la India y San Ignacio de Loyola exorcizando endemoniados. En 1694, recibe el encargo de Mollinedo de un conjunto de lienzos San Cristóbal y San Isidro Labrador, La aparición de la Virgen a San Felipe Neri y la Imposición de la casulla de San Ildefonso y un conjunto de santas mártires y fundadoras de congregaciones religiosas y alegorías eucarísticas para la Catedral de Cuzco con los que se consagra como pintor. En 1698, pinta también para la Catedral una Virgen de la Almudena con las figuras orantes de Carlos II y Mariana de Neoburgo y una Virgen de Belén con Mollinedo en idéntico papel de donante, ambas pinturas llamadas a perennizar la contribución de Mollinedo al enriquecimiento artístico de la ciudad y de su iglesia mayor.
 
El arcángel San Miguel, según la tradición judeocristiana, condujo a los ejércitos celestiales a la victoria sobre Satanás y los ángeles rebeldes. Durante la Contrarreforma, los Arcángeles se convirtieron en potentes símbolos como defensores de la fe en contra de las herejías protestantes y paganas. En el Nuevo Mundo, las figuras de los arcángeles fueron una constante en sus pinturas, adoptaron a esta criatura celestial como una de las fuentes de la iconografía cristiana reconociendo su forma de vestir y asociándose con él como valientes guerreros.
 
La obra que presentamos representa el episodio narrado en el Libro del Apocalipsis (12:7-9), que describe la lucha entre Satanás y San Miguel: “Entonces estalló la guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles libraron la guerra contra el dragón…Así que el gran dragón fue derribado, esa serpiente de antaño…”. Sobre un fondo celestial, con una presencia monumental dominando la totalidad del lienzo, se alza la figura de San Miguel que desciende de los cielos para pisotear al demonio. Vestido como un líder romano, deslumbrante manto y poderosas alas. Destacamos el fino trabajo de los dibujos ornamentales realizados con brocatería que decoran el manto, y la vestimenta del arcángel. Propias del estilo de Santa Cruz es el tratamiento del rostro de mejillas ruborizadas, nariz con tabique nasal recto, boca pequeña, frente lisa y arco de las cejas ligeramente pronunciadas.

Precio salida: 70.000 €

VENDIDO POR: 70.000 €

745. ATRIBUIDO A JOSEPH PAELINCK (Flandes, 1781-1839)Retrato de Don Lorenzo Fernández de Villavicencio, Duque de San Lorenzo de Valhermoso con medalla de Distinción, medalla del Sufrimiento y Orden de Carlos IIIH. 1824

Óleo sobre lienzo. 34 x 27 cm.
Con marco en madera tallada y dorada.
En el reverso con etiqueta de la Exposición Nacional de Retratos, expositor D. Conde de Torrepalma y número de inventario: "1207" y etiqueta de colección inscrita a tinta "Conde de Torrepalma, Nº 5".
Etiqueta de colección en el lienzo: "147".
 
Exposiciones:
Exposición Nacional de Retratos.
 
Obra recogida en la Fototeca del Patrimonio Histórico, archivo Moreno con número de inventario "06330_B" en la colección Conde de Torrepalma-Marqués de Almenara (Madrid).
Don Lorenzo Fernández de Villavicencio fue hijo de Lorenzo Justino Fernández Villavicencio y Fernández de Villavicencio, duque de San Lorenzo de Valhermoso, marqués de Casa Villavicencio, marqués del Quinto de la Mesa de Asta, regidor de Cádiz, caballero veinticuatro de Jerez de la Frontera, alcaide perpetuo de los Reales Alcázares, coronel de Milicias provinciales de Jerez de la Frontera. Su madre, María Eulalia Cañas Portocarrero, era hija del duque del Parque, conde de Castrillo y Belmonte del Tajo.
En 1801, fue teniente coronel, agregado al Regimiento provincial de Jerez de la Frontera. Intervino en la guerra de Portugal. Perteneció al regimiento de su padre con el grado de coronel. En 1807, defendió Cádiz de los ingleses y en 1808 defendió Gibraltar de la expedición del general Dupont. En 1808, fue ascendido a grado de brigadier por la Junta de Defensa de Jerez de la Frontera que le comisionó para la recluta de soldados y la organización de los regimientos. Intervino en diferentes acciones de guerra en Andalucía, y en Madrid. Fue hecho prisionero durante la defensa del puerto de Somosierra. Logró fugarse en junio de 1812. En 1819, fue condecorado con la Medalla de Distinción, en premio a su actuación en la rendición de la escuadra francesa de 1808, y en 1820, se le concedió la Medalla de Sufrimiento por el tiempo que estuvo encarcelado. En 1822, le concedieron la medalla de la Orden de Carlos III. (Ver: https://dbe.rah.es/biografias/9430/lorenzo-francisco-fernandez-de-villavicencio-canas-y-portocarrero).
A comparar con otro retrato de Don Lorenzo Fernández de Villavicencio de Joseph Paelinck, óleo sobre lienzo, 84 x 64 cm, recientemente subastado.
 

Precio salida

3.500 €

745. ATRIBUIDO A JOSEPH PAELINCK (Flandes, 1781-1839)Retrato de Don Lorenzo Fernández de Villavicencio, Duque de San Lorenzo de Valhermoso con medalla de Distinción, medalla del Sufrimiento y Orden de Carlos IIIH. 1824

Óleo sobre lienzo. 34 x 27 cm.
Con marco en madera tallada y dorada.
En el reverso con etiqueta de la Exposición Nacional de Retratos, expositor D. Conde de Torrepalma y número de inventario: "1207" y etiqueta de colección inscrita a tinta "Conde de Torrepalma, Nº 5".
Etiqueta de colección en el lienzo: "147".
 
Exposiciones:
Exposición Nacional de Retratos.
 
Obra recogida en la Fototeca del Patrimonio Histórico, archivo Moreno con número de inventario "06330_B" en la colección Conde de Torrepalma-Marqués de Almenara (Madrid).
Don Lorenzo Fernández de Villavicencio fue hijo de Lorenzo Justino Fernández Villavicencio y Fernández de Villavicencio, duque de San Lorenzo de Valhermoso, marqués de Casa Villavicencio, marqués del Quinto de la Mesa de Asta, regidor de Cádiz, caballero veinticuatro de Jerez de la Frontera, alcaide perpetuo de los Reales Alcázares, coronel de Milicias provinciales de Jerez de la Frontera. Su madre, María Eulalia Cañas Portocarrero, era hija del duque del Parque, conde de Castrillo y Belmonte del Tajo.
En 1801, fue teniente coronel, agregado al Regimiento provincial de Jerez de la Frontera. Intervino en la guerra de Portugal. Perteneció al regimiento de su padre con el grado de coronel. En 1807, defendió Cádiz de los ingleses y en 1808 defendió Gibraltar de la expedición del general Dupont. En 1808, fue ascendido a grado de brigadier por la Junta de Defensa de Jerez de la Frontera que le comisionó para la recluta de soldados y la organización de los regimientos. Intervino en diferentes acciones de guerra en Andalucía, y en Madrid. Fue hecho prisionero durante la defensa del puerto de Somosierra. Logró fugarse en junio de 1812. En 1819, fue condecorado con la Medalla de Distinción, en premio a su actuación en la rendición de la escuadra francesa de 1808, y en 1820, se le concedió la Medalla de Sufrimiento por el tiempo que estuvo encarcelado. En 1822, le concedieron la medalla de la Orden de Carlos III. (Ver: https://dbe.rah.es/biografias/9430/lorenzo-francisco-fernandez-de-villavicencio-canas-y-portocarrero).
A comparar con otro retrato de Don Lorenzo Fernández de Villavicencio de Joseph Paelinck, óleo sobre lienzo, 84 x 64 cm, recientemente subastado.
 

Precio salida: 3.500 €

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