Óleo sobre tabla. 56 x 36 cm.
El pintor Luis de Morales es considerado desde sus primeros biógrafos como un pintor singular y ecléctico dentro del panorama de la pintura española del siglo XVI. Toda la critica coincide, también, en considerarle más que como pintor de retablos, como un autor dedicado a pequeños cuadros de devoción y, desde luego, con una iconografía en ellos no muy variada. Su clientela, además de abundante, fue importante , abarcando no solo al mundo religioso sino a la sociedad particular del momento, dando lugar a la creación, por parte del pintor , de un gran taller de calidad que diera respuesta a los numerosos encargos que se le hacían.
Luis de Morales desarrolla su actividad artística en Badajoz donde se supone que nació. Jusepe Martínez le entronca con unos ”Morales” de ascendencia sevillana, sin embargo, los nuevos datos documentales aportados por don Carmelo Solís, le hacen proceder de Salamanca , ciudad precisamente de la que procedía Juan de Ribera- su gran protector- antes de llegar a Badajoz como arzobispo. Si el lugar de nacimiento presenta problemas, también lo ofrece la fecha de su nacimiento, que Palomino sitúa en 1509 o 1510, Gaya Nuño en 1520, y, Fernando Marías en 1515. Estas dos últimas fechas son las más aceptables, porque justificarían ciertos aspectos posibles en su formación artística, no exenta tampoco de conjeturas. Importante para este último aspecto es la situación geográfica de Badajoz, próxima a Portugal, a Sevilla y a Toledo, con importantes escuelas pictóricas por aquellos años. A través del mecenazgo del que después llegaría a ser San Juan de Ribera, y con el traslado de este como arzobispo a la ciudad de Valencia, habría que sumarle el conocimiento de esta importante escuela desde los comienzos del siglo XVI. A todo ello hay que sumarle la admiración por la pintura flamenca, a la que luego aludiremos de nuevo.
La tablita que hoy estudiamos, por sus pequeñas dimensiones, debió de constituir un encargo para una devoción privada, sin duda para una religiosa, o para alguna dama de la sociedad de Badajoz. En ella se cumplen las palabras de Gaya Nuño al definir el estilo de Morales “curioso de modalidades ajenas” y “de una receptividad curiosamente virgen y desnuda”. En efecto su estilo no está determinado por la admiración hacia un maestro determinado, sino que absorbió a los maestros más importantes anteriores a él y de su tiempo. Este aprendizaje lo puso al servicio de una pintura de íntima religiosidad que, sin duda, gustaba a la sociedad de su tiempo y que, con distinto matiz expresivo, tenía sus raíces iconográficas en los primitivos flamencos, entre los que se ha destacado a Memling y Gossaert, y como seguidor de este último al Maestro del Papagayo. De todos ellos había buen número de obras en España.
La primera obra fechada de Luis de Morales es “La Virgen del pajarito”, conservada en la iglesia de San Agustín de Madrid, en la que aparece la fecha de 1546, en una cartela.
Todos los críticos consideran que la “Maddona della Puritá”, en San Pablo el Mayor de Nápoles, firmada por Morales, es obra juvenil del pintor. En ella desde luego se advierten detalles arcaizantes como la decoración del manto a base de pequeñas estrellitas, como lo hiciera Pedro Berruguete y Juan de Borgoña en San Juan de la Penitencia. El modelo de la Virgen es muy similar a la del “pajarito” en cuanto al rostro, pero en este se observa una cierta evolución manierista y unas evocaciones leonardescas ausentes en la tabla de Nápoles. Las mismas consideraciones podemos hacer respecto a la Virgen con el Niño dormido, que guarda en relación con la de Nápoles, no solo la semejanza del rostro de la Virgen, sino la elegante cadencia de movimientos, la forma de recoger el manto y algunos detalles arcaicos- en este caso el “rayado” nimbo de la Virgen, presente en Van der Weyden,y en la “Virgen con el Niño” de Pedro Berruguete, en el Prado. Tanto la Maddona de Nápoles como la Virgen con el niño dormido, se ven influidas por nuestros pintores del primer renacimiento, entre los que no hay que olvidar la “Virgen del pajarito” de Juan Correa de Vivar, en el Colegio de Doncellas de Toledo. Todo ello ayuda a fechar estas dos obras juveniles de Morales hacia 1540.
La tabla de La Virgen con el niño dormido, como hemos apuntado, no muestra aún los claroscuros y rasgos leonardescos que van a caracterizar a las “Vírgenes” de Morales en una etapa más avanzada de su obra. La Virgen va vestida con túnica roja y manto azul que cubre su cabeza y, bajo el cual , corre un sutil velo, que María recoge con su mano derecha, mientras que con la izquierda sujeta al niño por un escorzado bracito que deja ver la palma de la mano, como en la tabla de la Presentación en el Templo, del museo del Prado. Ya hemos apuntado la semejanza del modelo de la Virgen con el de la “Madonna” de Nápoles, también la guarda con el de la “Sagrada Familia” de la colección Albiz de Madrid, y con el de la “Virgen con el niño y los Santos Juanes”, de la parroquia de Valencia de Alcántara.
Respecto a la iconografía no cabe duda de que Morales ha tenido presentes los modelo de Gossaert, tal vez a través de los más suavizados del Maestro del Papagayo, pero con el recato que exigía la clientela española. En efecto, el Niño se pliega amorosamente dormido en el pecho de la madre, presente en las tablas flamencas, pero oculto en la española, de esta primera etapa de Morales.
Pensamos que la tabla de la Virgen con el niño dormido, encabeza otras versiones y réplicas - peor conservadas - del pintor, como la de colección privada madrileña, acompañada por San Juanito, o la considerada por Angulo como de taller, en la que aparece San Roque. También vemos en la Virgen con el niño dormido, un precedente compositivo de otro tema de Morales más tardío “La Virgen enseñando a leer al Niño” de la que es excelente versión la del museo de San Carlos de México, con la que guarda relación en el dibujo de las manos, plegados del manto etc. Del tema del “Niño dormido” con la Virgen realizó Morales distintas versiones: el de la “Sagrada Familia con el horóscopo de Cristo”, de la Hispanic Society de Nueva York , el de la “Virgen del sombrero, el niño dormido y San Juanito”, en colección privada madrileña y en la Adoración de los Pastores del Prado.
Agradecemos a Dña. Isabel Mateo Gómez la catalogación de este lote.