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VENDIDO
781. ESCUELA ROMANA, H.1600Huída a Egipto

Óleo sobre cobre. 34,5 x 26 cm.
 
Este cobre representa el pasaje la Huida a Egipto de la Sagrada Familia tras la persecución decretada sobre los menores nacidos en Belén, una vez advertido Herodes por los Reyes Magos del nacimiento del rey de los judíos. Episodio narrado en el evangelio de San Mateo: tras la partida de los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate. Toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto; y permanece allí hasta que te avise, porque Herodes se dará a buscar al Niño para matarle. Levantándose luego tomó al Niño y a su Madre, y partió para Egipto (Mateo 2, 13 y 14).
 
Desde el punto de vista compositivo se puede relacionar con la fuente grabada a burín de Cornelis Cort (1533- 1578) Antonio Lafreri (1512-1577), La Huido a Egipto, 1571 (Ver:  https://www.metmuseum.org/art/collection/search/416726 ). Es interesante observar las variantes respecto al grabado del cobre que presentamos. Existen cambios en la concepción del paisaje, en la inclusión de los nimbos sobre la Virgen, San José y el Niño, en la ausencia de los dos ángeles, que podemos considerar aspectos notables que reflejan la interpretación artística del pintor.
 
Otra composición invertida y con variantes de un pintor flamenco activo en Roma, siglo XVII, se subastó en Sotheby´s, Nueva York, 05 de Junio 2014, lote 14 (Ver: https://www.sothebys.com/en/auctions/ecatalogue/2014/old-master-paintings-n09161/lot.14.html).
 

Precio salida

2.500 €

VENDIDO POR

4.000 €
VENDIDO
781. ESCUELA ROMANA, H.1600Huída a Egipto

Óleo sobre cobre. 34,5 x 26 cm.
 
Este cobre representa el pasaje la Huida a Egipto de la Sagrada Familia tras la persecución decretada sobre los menores nacidos en Belén, una vez advertido Herodes por los Reyes Magos del nacimiento del rey de los judíos. Episodio narrado en el evangelio de San Mateo: tras la partida de los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate. Toma contigo al Niño y a su Madre y huye a Egipto; y permanece allí hasta que te avise, porque Herodes se dará a buscar al Niño para matarle. Levantándose luego tomó al Niño y a su Madre, y partió para Egipto (Mateo 2, 13 y 14).
 
Desde el punto de vista compositivo se puede relacionar con la fuente grabada a burín de Cornelis Cort (1533- 1578) Antonio Lafreri (1512-1577), La Huido a Egipto, 1571 (Ver:  https://www.metmuseum.org/art/collection/search/416726 ). Es interesante observar las variantes respecto al grabado del cobre que presentamos. Existen cambios en la concepción del paisaje, en la inclusión de los nimbos sobre la Virgen, San José y el Niño, en la ausencia de los dos ángeles, que podemos considerar aspectos notables que reflejan la interpretación artística del pintor.
 
Otra composición invertida y con variantes de un pintor flamenco activo en Roma, siglo XVII, se subastó en Sotheby´s, Nueva York, 05 de Junio 2014, lote 14 (Ver: https://www.sothebys.com/en/auctions/ecatalogue/2014/old-master-paintings-n09161/lot.14.html).
 

Precio salida: 2.500 €

VENDIDO POR: 4.000 €

782. PEDRO DE ORRENTE (Murcia, 1580-Valencia, 1645)Calvario

Óleo sobre lienzo. 85,7 x 67,2 cm.
 
PROCEDENCIA:
Colección particular española.
 
Pedro Orrente, conocido como el “Bassano español”, es ampliamente reconocido como uno de los máximos exponentes artísticos de la primera mitad del siglo XVII. Su obra desempeño un papel fundamental en la formación y difusión del naturalismo en Murcia, Toledo y el Reino de Valencia. Orrente, nacido en Murcia desde una edad temprana se traslada a Toledo. Viaja a Italia h. 1602 y se establece en Venecia donde se encontraba en 1605. De vuelta a España estaba en Murcia en 1607, continuó alternando su residencia entre diversas ciudades, incluyendo Toledo.
 
Juseppe Martínez pintor de Felipe IV y tratadista en sus Discursos practicables del Nobilísimo Arte de la Pintura: “Al cabo de algunos años llegó a esta misma ciudad (Valencia) un pintor de grande ingenio, que se llamó Pedro Orrente; dicen que fue natural de Murcia, estuvo en Italia mucho tiempo, y en Venecia, doctrinándose lo más con Leandro Basán, donde con sumo estudio cogió su manera de obrar, que aunque el Basán se ejercitó más en hacer figuras medianas, nuestro Orrente tomó la manera mayor, en que dio a conocer su grande espíritu; y aunque el Basano fue tan excelente y superior en hacer animales, no fue menos nuestro Pedro Orrente”.
 
La obra que presentamos, pintada sobre lienzo de mantelillo, fue dada a conocer por José Gomez Frechina en el octubre- diciembre 2021, número 52 pp. 108-119 (ilustrada) y es una interesante aportación al catálogo razonado del pintor. Se trata, muy probablemente la primera versión que pintó Orrente sobre este central la crucifixión de Jesús sobre el Monte Gólgota, recién llegado de Italia.
 
Esta composición cuidadosamente elaborada, Orrente nos transporta al momento de la crucifixión de Cristo, con su característica genialidad, inventiva y narrativa. Cristo, aún con vida y sin la herida de la lanza en su costado, dirige su mirada al cielo. A ambos lados de la Cruz, vemos a Dimas, el Buen ladrón, y a Gestas, el Mal ladrón, ambos atados a la cruz. María Magdalena arrodillada, besa los pies del Salvador y la Virgen María se sitúa a la derecha de su hijo.
 
Algunos ejemplos con la representación de la crucifixión de Jesús sobre el Monte Gólgota se pueden encontrar en Museo Nacional del Prado, el Metropolitan Museum de Nueva York, el High Museum de Atlanta.

Precio salida

25.000 €

782. PEDRO DE ORRENTE (Murcia, 1580-Valencia, 1645)Calvario

Óleo sobre lienzo. 85,7 x 67,2 cm.
 
PROCEDENCIA:
Colección particular española.
 
Pedro Orrente, conocido como el “Bassano español”, es ampliamente reconocido como uno de los máximos exponentes artísticos de la primera mitad del siglo XVII. Su obra desempeño un papel fundamental en la formación y difusión del naturalismo en Murcia, Toledo y el Reino de Valencia. Orrente, nacido en Murcia desde una edad temprana se traslada a Toledo. Viaja a Italia h. 1602 y se establece en Venecia donde se encontraba en 1605. De vuelta a España estaba en Murcia en 1607, continuó alternando su residencia entre diversas ciudades, incluyendo Toledo.
 
Juseppe Martínez pintor de Felipe IV y tratadista en sus Discursos practicables del Nobilísimo Arte de la Pintura: “Al cabo de algunos años llegó a esta misma ciudad (Valencia) un pintor de grande ingenio, que se llamó Pedro Orrente; dicen que fue natural de Murcia, estuvo en Italia mucho tiempo, y en Venecia, doctrinándose lo más con Leandro Basán, donde con sumo estudio cogió su manera de obrar, que aunque el Basán se ejercitó más en hacer figuras medianas, nuestro Orrente tomó la manera mayor, en que dio a conocer su grande espíritu; y aunque el Basano fue tan excelente y superior en hacer animales, no fue menos nuestro Pedro Orrente”.
 
La obra que presentamos, pintada sobre lienzo de mantelillo, fue dada a conocer por José Gomez Frechina en el octubre- diciembre 2021, número 52 pp. 108-119 (ilustrada) y es una interesante aportación al catálogo razonado del pintor. Se trata, muy probablemente la primera versión que pintó Orrente sobre este central la crucifixión de Jesús sobre el Monte Gólgota, recién llegado de Italia.
 
Esta composición cuidadosamente elaborada, Orrente nos transporta al momento de la crucifixión de Cristo, con su característica genialidad, inventiva y narrativa. Cristo, aún con vida y sin la herida de la lanza en su costado, dirige su mirada al cielo. A ambos lados de la Cruz, vemos a Dimas, el Buen ladrón, y a Gestas, el Mal ladrón, ambos atados a la cruz. María Magdalena arrodillada, besa los pies del Salvador y la Virgen María se sitúa a la derecha de su hijo.
 
Algunos ejemplos con la representación de la crucifixión de Jesús sobre el Monte Gólgota se pueden encontrar en Museo Nacional del Prado, el Metropolitan Museum de Nueva York, el High Museum de Atlanta.

Precio salida: 25.000 €

794. ESCUELA FLAMENCA, FF. SIGLO XVI¿PAOLO FIAMMINGO FRANCESCHI, también llamado FRANCK PAUWELS? (Amberes, h. 1540-Venecia, 1596)El Juicio de París

Óleo sobre lienzo. 199 x 310 cm (reentelado)
En el reverso con sello estampado e inscrito número “54”.
 
PROCEDENCIA:
Colección particular.
 
Pintor flamenco documentado por primera vez en el Gremio de Pintores de Amberes de 1561 También conocido por Pauwels Franck o Paolo dei Franceschi. Destacó por la pintura de paisajes fundamentalmente de temas mitológicos y religiosos. Sus primeros años de formación coincidieron con el pleno proceso de transformación de la pintura flamenca en Amberes hacia las modas italianas importadas por Frans Floris y Marin de Vos. Sabemos que viaja a Italia, al igual que muchos de los pintores del norte. Se estableció en Venecia hacia 1580 y aparece inscrito en la Cofradía de Pintores desde 1584 - 1596. Se conoce su colaboración con Jacopo TIntoretto, quien influirá notablemente en su obra.
 
El tema representado es el Juicio de Paris, en el ángulo inferior derecho, según la narración de Ovidio en su obra Heroidas (XIV, 65- 88). El relato tiene su origen en la boda de Tetis, y Peleo, donde Eris, diosa de la discordia reto a la diosa más bella presente a recoger una manzana de oro que había lanzado entre los presentes. Juno, Minerva y Venus, comenzaron la disputa y Júpiter decidió darle la manzana a Mercurio y que éste se la diera a París, que actuaría como juez. Paris finalmente escogió a Venus como vencedora. A cambio la Diosa le dio la mano de Helena de Troya, desencadenando la Guerra de Troya.
 
La obra que presentamos de excepcional tamaño, 199 x 310, cuya aparente suciedad del lienzo nos impide atribuirla con certeza a Fiammingo, responde a la práctica habitual del pintor por los ciclos de temas narrativos y en este caso alegórico- mitológico. Podemos apreciar en este lienzo, su habitual interés por la naturaleza que tuvo gran influencia en la pintura de paisaje de su tiempo. Es inconfundible, el tratamiento del paisaje y su esquema compositivo. En un eje central, un río sobre el que fluye el agua y nos lleva a vislumbrar un fondo de cielo despejado. En los laterales se funde entre las masas de los árboles: el Juicio de París en el ángulo inferior derecho, unos faunos entre los árboles, Tritón en el río, Flora, otra escena sin identificar en la izquierda entre los árboles. Llena el espacio del paisaje de un gran número de elementos: caracolas, conchas, aves; unas posadas otras sobrevolando, que llevan nuestra mirada de un elemento a otro sin pausa. Desde el punto de vista estilístico, podemos apreciar su forma habitual en el tratamiento de los rostros, las fisionomías, los desnudos, en la forma de plegar los paños, en el tratamiento del color, en la disposición de algunas figuras sedentes y de espaldas al espectador. Encontramos la figura de Cupido, como un característico putti que podemos encontrar en otras de las muchas composiciones de Fiammingo.
 
Se conoce una serie mitológica y alegórica encargada por Hans Fugger pintada por Fiammingo, h. 1580-1592, estaba formada por un total de 37 lienzos, similares en medidas, 170 x 260 cm. Algunas de las obras que se pintaron continúan en la misma colección otras en manos privadas, otras en la Bayerische Staatsgemäldesammlunge, Munich, y las otras en paradero desconocido.  Otra serie de los cuatro elementos conservada en el Real Colegio del Corpus Christi en Valencia. Por tanto, no descartamos la posibilidad de la que obra que presentamos formara parte de una serie hasta ahora desconocida.
 
A comparar con Paisaje con Atenea conservada en la Pinacoteca del Castello, óleo sobre lienzo. 106 x 153 cm, con un Paisaje con Diana, óleo sobre lienzo. 160 x 270 cm, de la colección Fugger.

Precio salida

15.000 €

794. ESCUELA FLAMENCA, FF. SIGLO XVI¿PAOLO FIAMMINGO FRANCESCHI, también llamado FRANCK PAUWELS? (Amberes, h. 1540-Venecia, 1596)El Juicio de París

Óleo sobre lienzo. 199 x 310 cm (reentelado)
En el reverso con sello estampado e inscrito número “54”.
 
PROCEDENCIA:
Colección particular.
 
Pintor flamenco documentado por primera vez en el Gremio de Pintores de Amberes de 1561 También conocido por Pauwels Franck o Paolo dei Franceschi. Destacó por la pintura de paisajes fundamentalmente de temas mitológicos y religiosos. Sus primeros años de formación coincidieron con el pleno proceso de transformación de la pintura flamenca en Amberes hacia las modas italianas importadas por Frans Floris y Marin de Vos. Sabemos que viaja a Italia, al igual que muchos de los pintores del norte. Se estableció en Venecia hacia 1580 y aparece inscrito en la Cofradía de Pintores desde 1584 - 1596. Se conoce su colaboración con Jacopo TIntoretto, quien influirá notablemente en su obra.
 
El tema representado es el Juicio de Paris, en el ángulo inferior derecho, según la narración de Ovidio en su obra Heroidas (XIV, 65- 88). El relato tiene su origen en la boda de Tetis, y Peleo, donde Eris, diosa de la discordia reto a la diosa más bella presente a recoger una manzana de oro que había lanzado entre los presentes. Juno, Minerva y Venus, comenzaron la disputa y Júpiter decidió darle la manzana a Mercurio y que éste se la diera a París, que actuaría como juez. Paris finalmente escogió a Venus como vencedora. A cambio la Diosa le dio la mano de Helena de Troya, desencadenando la Guerra de Troya.
 
La obra que presentamos de excepcional tamaño, 199 x 310, cuya aparente suciedad del lienzo nos impide atribuirla con certeza a Fiammingo, responde a la práctica habitual del pintor por los ciclos de temas narrativos y en este caso alegórico- mitológico. Podemos apreciar en este lienzo, su habitual interés por la naturaleza que tuvo gran influencia en la pintura de paisaje de su tiempo. Es inconfundible, el tratamiento del paisaje y su esquema compositivo. En un eje central, un río sobre el que fluye el agua y nos lleva a vislumbrar un fondo de cielo despejado. En los laterales se funde entre las masas de los árboles: el Juicio de París en el ángulo inferior derecho, unos faunos entre los árboles, Tritón en el río, Flora, otra escena sin identificar en la izquierda entre los árboles. Llena el espacio del paisaje de un gran número de elementos: caracolas, conchas, aves; unas posadas otras sobrevolando, que llevan nuestra mirada de un elemento a otro sin pausa. Desde el punto de vista estilístico, podemos apreciar su forma habitual en el tratamiento de los rostros, las fisionomías, los desnudos, en la forma de plegar los paños, en el tratamiento del color, en la disposición de algunas figuras sedentes y de espaldas al espectador. Encontramos la figura de Cupido, como un característico putti que podemos encontrar en otras de las muchas composiciones de Fiammingo.
 
Se conoce una serie mitológica y alegórica encargada por Hans Fugger pintada por Fiammingo, h. 1580-1592, estaba formada por un total de 37 lienzos, similares en medidas, 170 x 260 cm. Algunas de las obras que se pintaron continúan en la misma colección otras en manos privadas, otras en la Bayerische Staatsgemäldesammlunge, Munich, y las otras en paradero desconocido.  Otra serie de los cuatro elementos conservada en el Real Colegio del Corpus Christi en Valencia. Por tanto, no descartamos la posibilidad de la que obra que presentamos formara parte de una serie hasta ahora desconocida.
 
A comparar con Paisaje con Atenea conservada en la Pinacoteca del Castello, óleo sobre lienzo. 106 x 153 cm, con un Paisaje con Diana, óleo sobre lienzo. 160 x 270 cm, de la colección Fugger.

Precio salida: 15.000 €

799. BARTHOLOMEUS VAN DER HELST (1613-1670)Retrato de un caballeroH. 1640-1670

Óleo sobre lienzo. 120 x 94 cm.
Firmado: "B. van der Helst".
Con etiqueta en el reverso de la exposición de la Royal Academy de 1912, inscrita: Name of artist "Van der Helst", title of the work: "Portrait of a man", name and adress of the owner: "Charles Waldstein, Esq. Litt. D., Newton Hall, Newton Cambridge".
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección del caballero Charles Walston* (1856- 1927), también llamado "Charles Waldstein" de Newton Hall, Cambridge.
 
* Fue un arqueólogo angloamericano. Nació en Nueva York en 1856 en el seno de una familia judía.  Se educó en la Universidad de Columbia y en Heidelberg. En 1880, fue profesor universitario de arqueología clásica en la Universidad de Cambridge y en 1883 lector universitario. Director del Museo de Fitzwilliam entre 1883- 1889. En 1889- 1893, fue director de la American School of Classical Studies en Atenas, donde dirigió las excavaciones del Instituto de Arqueología de América. Periodo en el que encontró, entre otras, la tumba de Aristóteles. Fue también uno de los impulsores de las excavaciones de Herculano y publicó numerosos libros. En 1894 fue nombrado miembro del King´s College. En 1895 regresó a Inglaterra como profesor Slade de Bellas Artes en Cambridge. Fue nombrado caballero de la Orden Danesa del Dannebrog y nombrado comandante de la Orden Griega del Redentor. Cambió su apellido a Walston en 1918.
 
EXPOSICIONES:
Exposición de invierno en la Royal Academy de Londres de 1912.
 
BIBLIOGRAFÍA:
Edwin Austin Abbey R.A. : “Exhibition of the Works by the old masters and deceased masters of the British school including a colecction of pictures and drawings”, Winter Exhibition. William Clowes and Sons Limited, 1912, pág. 19, nº 57.
 
Bartholomeus van der Helst (1613- 1670), nació en Haarlem. Discípulo de Nicolas Eliasz y miembro fundador del gremio de pintores de Ámsterdam en 1653. Se consagró como reputado pintor de retratos desde muy temprana edad. Su primera obra conocida fecha de 1637 “Los regentes del orfanato de valón”. En el año 1639 recibió el prestigioso encargo de “La compañía de la Guardia Cívica del capitán Roelof Bicker y del teniente Jan Michielsz Blaeuw”, para la misma serie para la que Rembrandt pintó “La ronda de noche”. Ya, en 1643, se había consagrado como el retratista favorito dentro de las clases más acomodadas de la ciudad, recibiendo numerosos encargos de retratos individuales que se prolongó hasta su muerte, en 1670. Además de retratos individuales y colectivos, Van der Helst realizó escenas de género y pinturas de tema bíblico y mitológico. Su obra ejerció una fuerte influencia entre otros artistas, entre los principales seguidores destacan Abraham van den Tempel, Nicolaas Van Helt Stocade y Paulus Hennekyn.
 
Nuestra obra es un claro ejemplo de la destreza inigualable del pintor Van del Helst que marcó una antes y un después en la trayectoria del retrato del siglo XVII en Amsterdam. Supo plasmar de forma elegante la naturaleza de sus retratados de manera delicada y asombrosa. El resultado es una obra de cuidada factura en la que el caballero surge de un fondo neutro de pincelada suelta a través de la cual crea una infinidad de juegos lumínicos que destacan aún más si cabe el porte digno y elegante del personaje, que posa de forma segura ante el espectador. Con un cuidado modelado el pintor va definiendo los rasgos del retratado al que supo captar psicológicamente. Destacamos el minucioso detalle de los puños, cuello y guantes definidos con una pincelada firme dotándoles de gran intensidad lumínica rasgo inconfundible en su producción artística, así como introduce como único decorado un tapete verde que no desvían la mirada del espectador para el que solo existe la mirada penetrante del retratado.

Precio salida

30.000 €

NO VENDIDO

799. BARTHOLOMEUS VAN DER HELST (1613-1670)Retrato de un caballeroH. 1640-1670

Óleo sobre lienzo. 120 x 94 cm.
Firmado: "B. van der Helst".
Con etiqueta en el reverso de la exposición de la Royal Academy de 1912, inscrita: Name of artist "Van der Helst", title of the work: "Portrait of a man", name and adress of the owner: "Charles Waldstein, Esq. Litt. D., Newton Hall, Newton Cambridge".
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección del caballero Charles Walston* (1856- 1927), también llamado "Charles Waldstein" de Newton Hall, Cambridge.
 
* Fue un arqueólogo angloamericano. Nació en Nueva York en 1856 en el seno de una familia judía.  Se educó en la Universidad de Columbia y en Heidelberg. En 1880, fue profesor universitario de arqueología clásica en la Universidad de Cambridge y en 1883 lector universitario. Director del Museo de Fitzwilliam entre 1883- 1889. En 1889- 1893, fue director de la American School of Classical Studies en Atenas, donde dirigió las excavaciones del Instituto de Arqueología de América. Periodo en el que encontró, entre otras, la tumba de Aristóteles. Fue también uno de los impulsores de las excavaciones de Herculano y publicó numerosos libros. En 1894 fue nombrado miembro del King´s College. En 1895 regresó a Inglaterra como profesor Slade de Bellas Artes en Cambridge. Fue nombrado caballero de la Orden Danesa del Dannebrog y nombrado comandante de la Orden Griega del Redentor. Cambió su apellido a Walston en 1918.
 
EXPOSICIONES:
Exposición de invierno en la Royal Academy de Londres de 1912.
 
BIBLIOGRAFÍA:
Edwin Austin Abbey R.A. : “Exhibition of the Works by the old masters and deceased masters of the British school including a colecction of pictures and drawings”, Winter Exhibition. William Clowes and Sons Limited, 1912, pág. 19, nº 57.
 
Bartholomeus van der Helst (1613- 1670), nació en Haarlem. Discípulo de Nicolas Eliasz y miembro fundador del gremio de pintores de Ámsterdam en 1653. Se consagró como reputado pintor de retratos desde muy temprana edad. Su primera obra conocida fecha de 1637 “Los regentes del orfanato de valón”. En el año 1639 recibió el prestigioso encargo de “La compañía de la Guardia Cívica del capitán Roelof Bicker y del teniente Jan Michielsz Blaeuw”, para la misma serie para la que Rembrandt pintó “La ronda de noche”. Ya, en 1643, se había consagrado como el retratista favorito dentro de las clases más acomodadas de la ciudad, recibiendo numerosos encargos de retratos individuales que se prolongó hasta su muerte, en 1670. Además de retratos individuales y colectivos, Van der Helst realizó escenas de género y pinturas de tema bíblico y mitológico. Su obra ejerció una fuerte influencia entre otros artistas, entre los principales seguidores destacan Abraham van den Tempel, Nicolaas Van Helt Stocade y Paulus Hennekyn.
 
Nuestra obra es un claro ejemplo de la destreza inigualable del pintor Van del Helst que marcó una antes y un después en la trayectoria del retrato del siglo XVII en Amsterdam. Supo plasmar de forma elegante la naturaleza de sus retratados de manera delicada y asombrosa. El resultado es una obra de cuidada factura en la que el caballero surge de un fondo neutro de pincelada suelta a través de la cual crea una infinidad de juegos lumínicos que destacan aún más si cabe el porte digno y elegante del personaje, que posa de forma segura ante el espectador. Con un cuidado modelado el pintor va definiendo los rasgos del retratado al que supo captar psicológicamente. Destacamos el minucioso detalle de los puños, cuello y guantes definidos con una pincelada firme dotándoles de gran intensidad lumínica rasgo inconfundible en su producción artística, así como introduce como único decorado un tapete verde que no desvían la mirada del espectador para el que solo existe la mirada penetrante del retratado.

Precio salida: 30.000 €

NO VENDIDO

VENDIDO
801. JOSÉ CAMARÓN Y BONANAT (Segorbe, 1730- Valencia, 1803)La Divina Pastora

Óleo sobre lienzo. 90 x 63 cm.
 
La representación de la Divina Pastora y su iconografía ha sido un tema recurrente que numerosos artistas han interpretado y plasmado a lo largo de los siglos, no solo en pintura, escultura sino también en otras expresiones artísticas.
 
En esta escena, el pintor José Camarón nos presenta a la Virgen María sentada rodeada de ovejas en su papel de pastora del rebaño de fieles y cuidadora de las almas. La Virgen viste con túnica rosa y manto azul, y el pintor inmortaliza su característico modelo femenino: de rostro delicado, dulce, de gran belleza y mirada baja, que también encontramos en otras obras del artista. En la parte superior de la composición, dos ángeles dispuestos a coronar a la Virgen, mientras que, en el fondo se vislumbra a San Miguel Arcángel descendiendo para liberar a una oveja portadora de una filacteria inscrita “Ave María”. En un primer plano de la composición destacamos la pareja de perdices a orillas de un riachuelo. La riqueza estilística, la magnífica ejecución de pincelada segura y ciertos toques empastados para realzar los volúmenes, el juego cromático de azules, rosas y verdes hacen de esta obra una verdadera joya artística.
 
En su estudio sobre José Camarón, publicado en Historia de la Pintura Valenciana del año XI, 1930-31, Manuel Sanchís hace mención de otras dos Divinas Pastoras; una conservada en el Convento de los Capuchinos de Valencia y otra en la colección de Rogelio Laffaya. Por último, destacar, una tercera Divina Pastora de José Camarón que subastamos en esta sala en octubre del 2005, lote 639.

Precio salida

8.000 €

VENDIDO POR

8.500 €
VENDIDO
801. JOSÉ CAMARÓN Y BONANAT (Segorbe, 1730- Valencia, 1803)La Divina Pastora

Óleo sobre lienzo. 90 x 63 cm.
 
La representación de la Divina Pastora y su iconografía ha sido un tema recurrente que numerosos artistas han interpretado y plasmado a lo largo de los siglos, no solo en pintura, escultura sino también en otras expresiones artísticas.
 
En esta escena, el pintor José Camarón nos presenta a la Virgen María sentada rodeada de ovejas en su papel de pastora del rebaño de fieles y cuidadora de las almas. La Virgen viste con túnica rosa y manto azul, y el pintor inmortaliza su característico modelo femenino: de rostro delicado, dulce, de gran belleza y mirada baja, que también encontramos en otras obras del artista. En la parte superior de la composición, dos ángeles dispuestos a coronar a la Virgen, mientras que, en el fondo se vislumbra a San Miguel Arcángel descendiendo para liberar a una oveja portadora de una filacteria inscrita “Ave María”. En un primer plano de la composición destacamos la pareja de perdices a orillas de un riachuelo. La riqueza estilística, la magnífica ejecución de pincelada segura y ciertos toques empastados para realzar los volúmenes, el juego cromático de azules, rosas y verdes hacen de esta obra una verdadera joya artística.
 
En su estudio sobre José Camarón, publicado en Historia de la Pintura Valenciana del año XI, 1930-31, Manuel Sanchís hace mención de otras dos Divinas Pastoras; una conservada en el Convento de los Capuchinos de Valencia y otra en la colección de Rogelio Laffaya. Por último, destacar, una tercera Divina Pastora de José Camarón que subastamos en esta sala en octubre del 2005, lote 639.

Precio salida: 8.000 €

VENDIDO POR: 8.500 €

VENDIDO
802. FRANCISCO BAYEU Y SUBIAS (Zaragoza, 1734-Madrid, 1795)Boceto de la Aparición de Cristo y de la Virgen a San Francisco de Asís1781

Óleo sobre lienzo. 49 x 24,5 cm.
Con etiqueta en el lienzo inscrita a tinta "60" en el ángulo inferior derecho.
En el reverso, con restos de etiqueta inscrita a tinta, inscrito a tinta en el bastidor: "246" e inscrito a tinta en el marco: "nº9".
 
PROCEDENCIA:
Colección particular española.
 
BIBLIOGRAFÍA:
Arturo Ansón Navarro, Ismael Gutiérrez Pastor, José Manuel de la Mano, Francisco Bayeu y sus discípulos; exposición, Cajalón, del 19 de abril al 15 de junio de 2007, pp. 124- 130.
 
La decoración para ornamentar y enriquecer la iglesia San Francisco el Grande de Madrid fue una iniciativa personal de Carlos III. Esta empresa fue transmitida Real Orden del primer ministro, José Moñino, Conde de Floridablanca, el 20 de Julio de 1781. La ejecución de las diversas obras con este propósito fue encomendada a talentosos artistas como Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez, Francisco de Goya, Antonio Ferro, Andrés de la Calleja, y José del Castillo, la ejecución de diversas obras con el citado fin. Correspondió a Bayeu el que habría de estar en el retablo del altar mayor.
 
Francisco Bayeu recibió este encargo en julio de 1781, y a partir de esa fecha, con su personalidad metódica realizó una serie de bocetos a través de los cuales podemos estudiar su proceso creativo. La realización de varios bocetos para un mismo encargo fue una práctica habitual dentro de su producción. Inicialmente el pintor debió de realizar unos primeros borrones en grisalla, mencionados en el inventario de 1795 (Morales y Marín, 1995, p. 275). Seguidamente dos bocetos coloreados, con diferencias notables en el valor iconográfico de la figura de Cristo y de la Virgen; uno la Aparición de Cristo y de la Virgen arrodillada a San Francisco en Asís en la Porciúncula (la obra que presentamos, la primera composición) y otro la Aparición de Cristo y la Virgen sentada a San Francisco de Asís en la Porciúncula, segunda composición (lienzo subastado en esta sala, Subasta 110 lote 836). Estos dos bocetos sirvieron para la elección del que fuera el cuadro definitivo. Posteriormente, Bayeu reelaboró el boceto de presentación conservado en el Meadows Museum de Dallas y lo analizó en los dibujos pormenorizados de las figuras principales (Madrid, Museo del Prado). Sin embargo, en un momento impreciso y quizás en consecuencia del examen de bocetos en diciembre de 1781, el pintor sustituyó la “primera composición” y paso a realizar el lienzo definitivo con la “segunda composición”, mucho más acorde con la dedicación de la iglesia.
 
La obra que presentamos es por tanto el primer boceto que ideó Francisco Bayeu para la iglesia de San Francisco el Grande, hasta ahora conservado en una colección particular y cuyo boceto de presentación se conserva en el Meadows Museum de Dallas, óleo sobre lienzo. 73,7 x 38,1 cm. Entre ambas obras podemos apreciar una similitud en tema y en la manera de representarlo, pero diferencias notables en la composición, como la disposición de los ángeles y puttis y la ausencia de arquitectura en el lienzo que subastamos.
 
Con una técnica fluida y una composición ascendente en zigzag, el pintor nos presenta a Cristo resplandeciente en el centro de la aparición celestial y a la Virgen arrodillada. Los rodean un conjunto de ángeles y puttis mientras San Francisco mantiene su protagonismo en primer plano, junto a una pareja de putti sentados sobre un escalón.
 
Podemos admirar, por tanto, en este boceto los rasgos más exquisitos y característicos del pintor a través de sus pinceladas magistrales aplicadas, con trazos cortos en los perfiles de las figuras, y algo más empastadas en las superficies. Destacamos un colorido rico y variado de amarillos, verdes, rojos y blancos de gran pureza.
 
Es muy probable que este boceto, junto con la Aparición de Cristo y la Virgen sentada a San Francisco de Asís en la Porciúncula, formaran parte de las obras de Bayeu ofrecidas en venta a Isabel II por Don Julián, sumillier de cortina de Su Majestad, el 4 de junio de 1842.
 
Destacamos el excelente estado de conservación de la obra.
 

Precio salida

40.000 €

VENDIDO POR

45.000 €
VENDIDO
802. FRANCISCO BAYEU Y SUBIAS (Zaragoza, 1734-Madrid, 1795)Boceto de la Aparición de Cristo y de la Virgen a San Francisco de Asís1781

Óleo sobre lienzo. 49 x 24,5 cm.
Con etiqueta en el lienzo inscrita a tinta "60" en el ángulo inferior derecho.
En el reverso, con restos de etiqueta inscrita a tinta, inscrito a tinta en el bastidor: "246" e inscrito a tinta en el marco: "nº9".
 
PROCEDENCIA:
Colección particular española.
 
BIBLIOGRAFÍA:
Arturo Ansón Navarro, Ismael Gutiérrez Pastor, José Manuel de la Mano, Francisco Bayeu y sus discípulos; exposición, Cajalón, del 19 de abril al 15 de junio de 2007, pp. 124- 130.
 
La decoración para ornamentar y enriquecer la iglesia San Francisco el Grande de Madrid fue una iniciativa personal de Carlos III. Esta empresa fue transmitida Real Orden del primer ministro, José Moñino, Conde de Floridablanca, el 20 de Julio de 1781. La ejecución de las diversas obras con este propósito fue encomendada a talentosos artistas como Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez, Francisco de Goya, Antonio Ferro, Andrés de la Calleja, y José del Castillo, la ejecución de diversas obras con el citado fin. Correspondió a Bayeu el que habría de estar en el retablo del altar mayor.
 
Francisco Bayeu recibió este encargo en julio de 1781, y a partir de esa fecha, con su personalidad metódica realizó una serie de bocetos a través de los cuales podemos estudiar su proceso creativo. La realización de varios bocetos para un mismo encargo fue una práctica habitual dentro de su producción. Inicialmente el pintor debió de realizar unos primeros borrones en grisalla, mencionados en el inventario de 1795 (Morales y Marín, 1995, p. 275). Seguidamente dos bocetos coloreados, con diferencias notables en el valor iconográfico de la figura de Cristo y de la Virgen; uno la Aparición de Cristo y de la Virgen arrodillada a San Francisco en Asís en la Porciúncula (la obra que presentamos, la primera composición) y otro la Aparición de Cristo y la Virgen sentada a San Francisco de Asís en la Porciúncula, segunda composición (lienzo subastado en esta sala, Subasta 110 lote 836). Estos dos bocetos sirvieron para la elección del que fuera el cuadro definitivo. Posteriormente, Bayeu reelaboró el boceto de presentación conservado en el Meadows Museum de Dallas y lo analizó en los dibujos pormenorizados de las figuras principales (Madrid, Museo del Prado). Sin embargo, en un momento impreciso y quizás en consecuencia del examen de bocetos en diciembre de 1781, el pintor sustituyó la “primera composición” y paso a realizar el lienzo definitivo con la “segunda composición”, mucho más acorde con la dedicación de la iglesia.
 
La obra que presentamos es por tanto el primer boceto que ideó Francisco Bayeu para la iglesia de San Francisco el Grande, hasta ahora conservado en una colección particular y cuyo boceto de presentación se conserva en el Meadows Museum de Dallas, óleo sobre lienzo. 73,7 x 38,1 cm. Entre ambas obras podemos apreciar una similitud en tema y en la manera de representarlo, pero diferencias notables en la composición, como la disposición de los ángeles y puttis y la ausencia de arquitectura en el lienzo que subastamos.
 
Con una técnica fluida y una composición ascendente en zigzag, el pintor nos presenta a Cristo resplandeciente en el centro de la aparición celestial y a la Virgen arrodillada. Los rodean un conjunto de ángeles y puttis mientras San Francisco mantiene su protagonismo en primer plano, junto a una pareja de putti sentados sobre un escalón.
 
Podemos admirar, por tanto, en este boceto los rasgos más exquisitos y característicos del pintor a través de sus pinceladas magistrales aplicadas, con trazos cortos en los perfiles de las figuras, y algo más empastadas en las superficies. Destacamos un colorido rico y variado de amarillos, verdes, rojos y blancos de gran pureza.
 
Es muy probable que este boceto, junto con la Aparición de Cristo y la Virgen sentada a San Francisco de Asís en la Porciúncula, formaran parte de las obras de Bayeu ofrecidas en venta a Isabel II por Don Julián, sumillier de cortina de Su Majestad, el 4 de junio de 1842.
 
Destacamos el excelente estado de conservación de la obra.
 

Precio salida: 40.000 €

VENDIDO POR: 45.000 €

VENDIDO
807. MIGUEL CABRERA (México, 1695 - 1768)La imposición del cíngulo de castidad a Santo Tomás de Aquino

Óleo sobre lienzo, 62 x 49,5 cm.
Firmado: “Mich.L Cabrera pinxit”.
Inscrito: “De parte de Dios ……. y comunicamos el don de perpetua Virginidad” y “De aquí adelante vivirás tan puro como sino tuvieras carne y solo fueras espíritu”.
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección del Marqués del Valle de Oaxaca.
 
Miguel Cabrera, pintor destacado en la pintura novohispana, es reconocido no sólo por su maestría en pintura sino también por su influencia en la construcción de la identidad artística de Nueva España. El pintor, produjo una amplia variedad de obras religiosas que aún se conservan en iglesias, museos y colecciones privadas siendo su obra un testimonio de la riqueza artística en América.
Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), figura como una de las personalidades más destacadas en la historia de la filosofía y la teología. La Iglesia católica lo honra con el título de “Doctor Angélico” debido a su devoción a la virtud que asemeja al hombre con lo ángeles. Sus textos teológicos más renombrados son “La Suma Teológica” y “El Oficio del Santísimo Sacramento”. Perteneció a la orden de los dominicos.
La obra que presentamos, firmada por Miguel Cabrera y procedente de la antigua colección del Marqués del Valle de Oaxaca de Madrid, retrata un momento crucial en la vida del eminente teólogo dominico. En esta obra, vemos a Santo Tomás de Aquino durante la imposición del cíngulo de castidad por una pareja de ángeles. La leyenda que rodea este episodio relata, que desde temprana edad Santo Tomás sintió una vocación religiosa profunda y se unió a la orden de Santo Domingo. Sin embargo, su familia, intentó obstaculizar su camino, incluso llegando al punto de secuestrarlo y encerrarlo en un castillo durante un viaje. A pesar de los esfuerzos de persuasión, incluso empleando la artimaña de la tentación por parte de una mujer, Santo Tomás permaneció firme en su compromiso religioso. En un acto de devoción, ahuyentó a la mujer y trazo una cruz en la pared antes de postrarse en oración, implorando a Dios que se mantuviera casto. Fue en ese instante cuando dos ángeles descendieron para consolarlo y ceñirle el cinturón de castidad.
El pintor, en su estilo distintivo caracterizado por líneas firmes y colores cálidos y vibrantes, coloca al Santo en el centro de la composición. Viste hábito dominico, con túnica blanca que muestra un rosario y manto negro con el capuchón caído hacia atrás. Un sol, símbolo de sabiduría cuelga sobre su pecho. El rostro del Santo, hábilmente ejecutado por Cabrera, lo muestra como un joven imberbe, con mirada dirigida a la Santísima Virgen y el Niño en la parte superior del lienzo. A su lado un ángel, que lleva una corona de flores y un lirio, mientras que, sobre la cabeza del Santo, la paloma del Espíritu Santo desciende para inspirarlo. A los pies del Santo una pareja de ángeles con filacterias inscritas, ajustan el cíngulo.

Precio salida

20.000 €

VENDIDO POR

65.000 €
VENDIDO
807. MIGUEL CABRERA (México, 1695 - 1768)La imposición del cíngulo de castidad a Santo Tomás de Aquino

Óleo sobre lienzo, 62 x 49,5 cm.
Firmado: “Mich.L Cabrera pinxit”.
Inscrito: “De parte de Dios ……. y comunicamos el don de perpetua Virginidad” y “De aquí adelante vivirás tan puro como sino tuvieras carne y solo fueras espíritu”.
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección del Marqués del Valle de Oaxaca.
 
Miguel Cabrera, pintor destacado en la pintura novohispana, es reconocido no sólo por su maestría en pintura sino también por su influencia en la construcción de la identidad artística de Nueva España. El pintor, produjo una amplia variedad de obras religiosas que aún se conservan en iglesias, museos y colecciones privadas siendo su obra un testimonio de la riqueza artística en América.
Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), figura como una de las personalidades más destacadas en la historia de la filosofía y la teología. La Iglesia católica lo honra con el título de “Doctor Angélico” debido a su devoción a la virtud que asemeja al hombre con lo ángeles. Sus textos teológicos más renombrados son “La Suma Teológica” y “El Oficio del Santísimo Sacramento”. Perteneció a la orden de los dominicos.
La obra que presentamos, firmada por Miguel Cabrera y procedente de la antigua colección del Marqués del Valle de Oaxaca de Madrid, retrata un momento crucial en la vida del eminente teólogo dominico. En esta obra, vemos a Santo Tomás de Aquino durante la imposición del cíngulo de castidad por una pareja de ángeles. La leyenda que rodea este episodio relata, que desde temprana edad Santo Tomás sintió una vocación religiosa profunda y se unió a la orden de Santo Domingo. Sin embargo, su familia, intentó obstaculizar su camino, incluso llegando al punto de secuestrarlo y encerrarlo en un castillo durante un viaje. A pesar de los esfuerzos de persuasión, incluso empleando la artimaña de la tentación por parte de una mujer, Santo Tomás permaneció firme en su compromiso religioso. En un acto de devoción, ahuyentó a la mujer y trazo una cruz en la pared antes de postrarse en oración, implorando a Dios que se mantuviera casto. Fue en ese instante cuando dos ángeles descendieron para consolarlo y ceñirle el cinturón de castidad.
El pintor, en su estilo distintivo caracterizado por líneas firmes y colores cálidos y vibrantes, coloca al Santo en el centro de la composición. Viste hábito dominico, con túnica blanca que muestra un rosario y manto negro con el capuchón caído hacia atrás. Un sol, símbolo de sabiduría cuelga sobre su pecho. El rostro del Santo, hábilmente ejecutado por Cabrera, lo muestra como un joven imberbe, con mirada dirigida a la Santísima Virgen y el Niño en la parte superior del lienzo. A su lado un ángel, que lleva una corona de flores y un lirio, mientras que, sobre la cabeza del Santo, la paloma del Espíritu Santo desciende para inspirarlo. A los pies del Santo una pareja de ángeles con filacterias inscritas, ajustan el cíngulo.

Precio salida: 20.000 €

VENDIDO POR: 65.000 €

VENDIDO
808. JOSÉ DE PÁEZ (1720-1790) Divina Pastora

Óleo sobre lienzo. 130 x 97 cm.
Firmado: “Paez fecit”
 
Sobre un fondo de paisaje, el pintor sitúa a la Virgen en el centro de la composición, representándola como como pastora, madre de Jesús y cuidadora de la iglesia por medio de la alegoría de las ovejas como almas. Viste una túnica rosa y manto azul, cuidadosamente perfilado con encaje dorado y extendidas un conjunto de estrellas también en oro. Sostiene un cayado en su mano izquierda, mientras acaricia con su mano derecha a una oveja que se acerca a su regazo. Le rodea un rebaño de ovejas que recogen un conjunto de rosas cortadas y una pareja de ángeles. Le coronan dos angelotes que mantienen su mirada dirigida al Altísimo. A la izquierda de la Virgen, desciende San Miguel arcángel para proteger a la oveja perdida en el Paraíso del ataque de un lobo.
 
Debido a su carácter alegre y decorativo la representación de la Divina Pastora fue posiblemente la iconografía más demandada a José de Páez. Esto se evidencia en otras versiones conocidas hasta el momento, que se encuentran en el Convento de los Padres Capuchinos de Sevilla, España; colección Andres Blaistein, México; Convento de San Agustín, Acolmán, México e Iglesia conventual Inmaculada Concepción en Ozumba, México.

Para una discusión sobre el modelo ver: Montes González, F: Pintura virreinal americana en Sevilla. Contextos, historiografía y nuevas aportaciones. Archivo Hispalense, 2008, vol. 276, no 278, p. 371-373

Precio salida

17.000 €

VENDIDO POR

32.500 €
VENDIDO
808. JOSÉ DE PÁEZ (1720-1790) Divina Pastora

Óleo sobre lienzo. 130 x 97 cm.
Firmado: “Paez fecit”
 
Sobre un fondo de paisaje, el pintor sitúa a la Virgen en el centro de la composición, representándola como como pastora, madre de Jesús y cuidadora de la iglesia por medio de la alegoría de las ovejas como almas. Viste una túnica rosa y manto azul, cuidadosamente perfilado con encaje dorado y extendidas un conjunto de estrellas también en oro. Sostiene un cayado en su mano izquierda, mientras acaricia con su mano derecha a una oveja que se acerca a su regazo. Le rodea un rebaño de ovejas que recogen un conjunto de rosas cortadas y una pareja de ángeles. Le coronan dos angelotes que mantienen su mirada dirigida al Altísimo. A la izquierda de la Virgen, desciende San Miguel arcángel para proteger a la oveja perdida en el Paraíso del ataque de un lobo.
 
Debido a su carácter alegre y decorativo la representación de la Divina Pastora fue posiblemente la iconografía más demandada a José de Páez. Esto se evidencia en otras versiones conocidas hasta el momento, que se encuentran en el Convento de los Padres Capuchinos de Sevilla, España; colección Andres Blaistein, México; Convento de San Agustín, Acolmán, México e Iglesia conventual Inmaculada Concepción en Ozumba, México.

Para una discusión sobre el modelo ver: Montes González, F: Pintura virreinal americana en Sevilla. Contextos, historiografía y nuevas aportaciones. Archivo Hispalense, 2008, vol. 276, no 278, p. 371-373

Precio salida: 17.000 €

VENDIDO POR: 32.500 €

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