Óleo sobre tabla. Tabla central: 53 x 35 cm; laterales: 53 x 13,5 cm. Medidas totales: 61 x 85 cm. PROCEDENCIA: - Colección P. Akermann - Sotheby´s, 24 de marzo de 1965, II, 120, como Jan van Scorel - Sotheby´s, 30 de Junio de 1971, nº 78 - Colección privada DOCUMENTACIÓN: Fotografía original manuscrita al dorso por D. José Gudiol, firmada y fechada en Barcelona, 1 de Julio de 1977 BIBLIOGRAFÍA: - J. R. Buendía, La pintura española del siglo XVI, Separata de la Historia del Arte Hispánico, tomo III, El Renacimiento, Alhambra, Madrid, 1980, págs. 252 a 254, y fig. 20 (pág. 323, repr. panel central) - Nicola Dacos, “Pedro Machuca en Italia”, en Scritti di Storia dell’arte in Onore di Federico Zeri, 1984, págs. 363 y 354, láms. 346 y 347 - Ana Ávila, “Repercusión de la Batalla de Cascina en la pintura de primer Renacimiento”, en Revista de Arte Goya, nº 190 Enero-Febrero 1986, pág. 196, il. nº 4, y págs. 198 y 200 En palabras de Francisco de Holanda, conocidas por casi cualquier aficionado al mundo, Pedro Machuca fue, junto a Diego de Siloé, Bartolomé Ordoñez y Alonso Berruguete, "unas de las águilas del Renacimiento español". Toledano de origen, pronto viajó a Italia para conocer de primera mano las novedades que llegaban del país vecino. Y así, tras terminar su formación en los talleres de Miguel Ángel y de Rafael, en 1520 aparece ya trabajando en España, donde destacará fundamentalmente por la novedad y calidad de su propuesta arquitectónica, una serena alianza entre el manierismo italiano y la austeridad española. Poco conocida aún, y muy exigua, es su producción pictórica. Las dos exquisitas tablas de su mano que conserva el Museo del Prado muestran un estilo personal inconfundible, a base de elementos propios y de débitos de los grandes ya citados así como de Leonardo, Rosso Fiorentino, etc. Tras aparecer en el mercado internacional en 1965, fue estudiado posteriormente por el especialista Buendía, quien lo adjudicó sin dudas, con otras tres obras inéditas, a Machuca en 1980, añadiendo que "por estar en relación con la Virgen y el Niño (Londres, col. part.) publicada por Longhi, lo consideramos del momento italiano" (pág. 254). En cambio, para la especialista Nicola Dacos, que publicó el tríptico completo, “fue ejecutada a su regreso a España” (pág. 352), como homenaje a Miguel Ángel. Esa huella parece percibirse tanto en el contraposto de María como en los estudios anatómicos de desnudos de las otras figuras -Ana Ávila vio en ellos el eco miguelangelesco de su Batalla de Cascina (pág. 19)-; la preocupación por los efectos lumínicos, tanto de las figuras de Adán y Eva como del Niño, y por los claroscuros difuminados, recuerdan más a Rafael, matizados con un color que apunta a las obras de Beccafumi, con quien debió coincidir en el taller de Perín del Vaga en Siena.