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508. CÍRCULO DE JOOS DE MOMPER (Escuela flamenca, siglo XVII)Paisaje montañoso con un río y un grupo de viajeros descansando en el camino.

Óleo sobre lienzo. 120 x 168 cm. Con etiquetas de la Junta de Incautación, colección Adanero, nº inv. 7024, y del Colegio Oficial de Arquitectos. Procedencia: Colección Conde de Adanero Por herencia a los actuales propietarios Joos de Momper (Amberes, 1564-1635) se formó con su padre Bartolomeus y en 1594, antes de su breve viaje a Italia donde debió conocer la obra de Ludovico Pozzoserrato, aparece ya trabajando con Cornelis Floris. Para Pérez Preciado, si en sus primeras pinturas pinta abruptas y geométricas montañas, “en estrecha relación con [los trabajos de] Tobias Verhaecht y conceptualmente paralelas a los paisajes montañosos de Pieter Bruegel el Viejo, en las que el aspecto amenazador de la naturaleza queda patente a través de los efectos de luz y el dramatismo general de la escena”, evolucionará hacia “una representación más realista y un interés por la topografía, con un estilo ligero y suelto”, donde los “paisajes montañosos crecen en tamaño y la pincelada se vuelve más suelta, pero continúa con los mismos motivos” (Pérez Preciado, J. J., E.M.N.P, 2006, tomo V, pp. 1569-1570). El lienzo que presentamos sigue muy de cerca la línea del maestro de Amberes: paisaje de carácter simplificado construido con los tres colores típicos de su paleta, marrón, verde y azul, y figuras serpenteando por los caminos, descansando o conversando mientras la luz del atardecer da profundidad a la escena y muestra una amplia gama de tonos matizados.

Precio salida

15.000 €

VENDIDO

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508. CÍRCULO DE JOOS DE MOMPER (Escuela flamenca, siglo XVII)Paisaje montañoso con un río y un grupo de viajeros descansando en el camino.

Óleo sobre lienzo. 120 x 168 cm. Con etiquetas de la Junta de Incautación, colección Adanero, nº inv. 7024, y del Colegio Oficial de Arquitectos. Procedencia: Colección Conde de Adanero Por herencia a los actuales propietarios Joos de Momper (Amberes, 1564-1635) se formó con su padre Bartolomeus y en 1594, antes de su breve viaje a Italia donde debió conocer la obra de Ludovico Pozzoserrato, aparece ya trabajando con Cornelis Floris. Para Pérez Preciado, si en sus primeras pinturas pinta abruptas y geométricas montañas, “en estrecha relación con [los trabajos de] Tobias Verhaecht y conceptualmente paralelas a los paisajes montañosos de Pieter Bruegel el Viejo, en las que el aspecto amenazador de la naturaleza queda patente a través de los efectos de luz y el dramatismo general de la escena”, evolucionará hacia “una representación más realista y un interés por la topografía, con un estilo ligero y suelto”, donde los “paisajes montañosos crecen en tamaño y la pincelada se vuelve más suelta, pero continúa con los mismos motivos” (Pérez Preciado, J. J., E.M.N.P, 2006, tomo V, pp. 1569-1570). El lienzo que presentamos sigue muy de cerca la línea del maestro de Amberes: paisaje de carácter simplificado construido con los tres colores típicos de su paleta, marrón, verde y azul, y figuras serpenteando por los caminos, descansando o conversando mientras la luz del atardecer da profundidad a la escena y muestra una amplia gama de tonos matizados.

Precio salida: 15.000 €

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VENDIDO
527. ATRIBUIDO A FRANCISCO COLLANTES (Madrid?, 1599? - 1656)San Pedro arrepentido.

Óleo sobre lienzo. 120 x 100 cm. El reconocido profesor Alfonso E. Pérez Sánchez escribió que aunque “el prestigio y la novedad de Collantes en la historia de nuestra pintura se deba, sin duda alguna, a sus paisajes y a sus cuadros de figuras pequeñas” (Pintura madrileña del segundo tercio del siglo XVII, CSIC, 1983, pág. 39), apostilló en su reconocido manual posterior, Pintura barroca en España, 1600-1750, que “es preciso recordar que cultivó también la pintura religiosa con figuras grandes y fervorosa devoción a los modelos tenebristas napolitano-riberescos” (Cátedra, 1992, pág. 253). Entre esas composiciones, citó varios ejemplares cercanos al San Pedro arrepentido que ofrecemos: San Pedro, de la colección Reder de Londres, que sigue casi al pie de la letra el modelo de Ribera, y los San Jerónimo, de los museos de Copenhague y Estocolmo. Muy cercana a esos trabajos, la obra que atribuimos a su mano ofrece interesantes variantes que buscan subrayar la fuerza del momento elegido: marcado claroscuro, pesado y volumétrico juego de paños, potente luz al fondo y, sobre todo, toques con esa misma claridad, cargados de materia pictórica, en pelo y barba. Aunque una limpieza superficial devolverá gran parte del colorido original, la suciedad acumulada no impide ver la alta calidad que presenta. A comparar con el Arrepentimiento de San Pedro (O/L, 142,6 x 101,4 cm), de la colección Forum Filatélico, ofrecido en Sotheby’s Londres en abril de 2015.

Precio salida

9.000 €

VENDIDO

VENDIDO
527. ATRIBUIDO A FRANCISCO COLLANTES (Madrid?, 1599? - 1656)San Pedro arrepentido.

Óleo sobre lienzo. 120 x 100 cm. El reconocido profesor Alfonso E. Pérez Sánchez escribió que aunque “el prestigio y la novedad de Collantes en la historia de nuestra pintura se deba, sin duda alguna, a sus paisajes y a sus cuadros de figuras pequeñas” (Pintura madrileña del segundo tercio del siglo XVII, CSIC, 1983, pág. 39), apostilló en su reconocido manual posterior, Pintura barroca en España, 1600-1750, que “es preciso recordar que cultivó también la pintura religiosa con figuras grandes y fervorosa devoción a los modelos tenebristas napolitano-riberescos” (Cátedra, 1992, pág. 253). Entre esas composiciones, citó varios ejemplares cercanos al San Pedro arrepentido que ofrecemos: San Pedro, de la colección Reder de Londres, que sigue casi al pie de la letra el modelo de Ribera, y los San Jerónimo, de los museos de Copenhague y Estocolmo. Muy cercana a esos trabajos, la obra que atribuimos a su mano ofrece interesantes variantes que buscan subrayar la fuerza del momento elegido: marcado claroscuro, pesado y volumétrico juego de paños, potente luz al fondo y, sobre todo, toques con esa misma claridad, cargados de materia pictórica, en pelo y barba. Aunque una limpieza superficial devolverá gran parte del colorido original, la suciedad acumulada no impide ver la alta calidad que presenta. A comparar con el Arrepentimiento de San Pedro (O/L, 142,6 x 101,4 cm), de la colección Forum Filatélico, ofrecido en Sotheby’s Londres en abril de 2015.

Precio salida: 9.000 €

VENDIDO

530. ESCUELA ESPAÑOLA, SIGLO XVIIOctubre. Bodegón de higos, granadas, peras y manzanas, tomates, pimientos y guindillas, bellotas, castañas y nueces

Óleo sobre lienzo. 66 x 86,5 cm.
 
PROCEDENCIA:
 
Bernardino de Melgar y Álvarez de Abreu (1863-1942), marqués de Benavite.
Por descendencia hasta sus actuales propietarios
 
BIBLIOGRAFÍA:
 
Cherry, Peter. Arte y naturaleza. El bodegón español en el siglo de oro. Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, 1999, pp. 49, 51 y 58, fig. 26, 27, 29 y 30.
 
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA:
 
Jordan, William B., Spanish Still Life in the Golden Age, 1600-1650, Catálogo de exposición Forth Worth: Kimbell Art Museum, 1985, pp. 1-27.
Jordan, William B. y Cherry, Peter, El bodegón español. De Velázquez a Goya. Catálogo de exposición, Londres - Madrid, National Gallery of Art (ed. española en Ediciones el Viso), 1995, pp. 13-26.
Dada la inscripción del mes de Octubre, debemos pensar que el lienzo debió pertenecer a una serie más amplia que presentaba alimentos propios de cada mes del año. Este tipo de series, junto con las de las estaciones del año, y la disposición tan sobria, simétrica y equilibrada de los distintos elementos presentados, suelen remitir a las dos primeras décadas del siglo XVII. El que ahora se ofrece, con fuertes contrastes y un atractivo colorido, fue dado a conocer por Peter Cherry en 1999, junto con otros tres más de Noviembre, Diciembre y Junio -en paradero desconocido-, presumiblemente de la misma serie, dadas las inscripciones.

Precio salida

30.000 €

NO VENDIDO

530. ESCUELA ESPAÑOLA, SIGLO XVIIOctubre. Bodegón de higos, granadas, peras y manzanas, tomates, pimientos y guindillas, bellotas, castañas y nueces

Óleo sobre lienzo. 66 x 86,5 cm.
 
PROCEDENCIA:
 
Bernardino de Melgar y Álvarez de Abreu (1863-1942), marqués de Benavite.
Por descendencia hasta sus actuales propietarios
 
BIBLIOGRAFÍA:
 
Cherry, Peter. Arte y naturaleza. El bodegón español en el siglo de oro. Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, 1999, pp. 49, 51 y 58, fig. 26, 27, 29 y 30.
 
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA:
 
Jordan, William B., Spanish Still Life in the Golden Age, 1600-1650, Catálogo de exposición Forth Worth: Kimbell Art Museum, 1985, pp. 1-27.
Jordan, William B. y Cherry, Peter, El bodegón español. De Velázquez a Goya. Catálogo de exposición, Londres - Madrid, National Gallery of Art (ed. española en Ediciones el Viso), 1995, pp. 13-26.
Dada la inscripción del mes de Octubre, debemos pensar que el lienzo debió pertenecer a una serie más amplia que presentaba alimentos propios de cada mes del año. Este tipo de series, junto con las de las estaciones del año, y la disposición tan sobria, simétrica y equilibrada de los distintos elementos presentados, suelen remitir a las dos primeras décadas del siglo XVII. El que ahora se ofrece, con fuertes contrastes y un atractivo colorido, fue dado a conocer por Peter Cherry en 1999, junto con otros tres más de Noviembre, Diciembre y Junio -en paradero desconocido-, presumiblemente de la misma serie, dadas las inscripciones.

Precio salida: 30.000 €

NO VENDIDO

VENDIDO
533. ESCUELA BOLOÑESA, PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIISagrada Familia con ángeles en el taller de José.

Óleo sobre lienzo. 217 x 166 cm. Desde el punto de vista iconográfico, la composición que presentamos ofrece interesantes matices a la típica escena de la Sagrada Familia en el taller de san José. Si el mundo hispano suele optar por el Niño Jesús jugando con los objetos que estarán presentes en la pasión y que conseguirán la obra de la redención del género humano, el mundo italiano se muestra más sutil, presentando esta vez al Niño con la Cruz en una mano y con una manzana en la otra. Cristo es así el nuevo Adán, referencia evidente al pecado original y la Virgen, que le mira y sigue sus pasos, como nueva Eva; y la labor que aparece a sus pies en una cesta, gracias a esa redención, se convertirá en las flores que presenta arriba uno de los ángeles. Desde el punto de vista formal, hay varios elementos especialmente atractivos. El más llamativo, quizá sea el colorido en dos personajes: la Virgen, jugando con los tonos de gran pureza de rojo intenso, azul lapislázuli y blanco impoluto, y el ángel que porta el bello bodegón de ciruelas y manzanas, con sutiles matices tardomanieristas entre violetas y amarillos tornasolados y la capa, de un casi siena. Al ser esta composición probablemente una pala de altar, parece lógico que la fuerza de estos colores haga permanecer la mirada del espectador en la parte inferior, la terrenal; la celestial, en cambio, se abre más clara al fondo y en la parte superior, detrás de la cabeza de san José, con un orden gigante y una arquitectura arquitrabada, y que consigue dar la profundidad necesaria. A pesar del aparente guiño del claroscuro de Caravaggio, la presencia del clasicista mundo boloñés, especialmente Agostino Carracci aunque también Guido Reni, parece estar más presente. La solidez de las figuras y los estudiados gestos, la amplitud del espacio, el atractivo y delicado colorido, la pesadez de los pliegues y las magníficas naturalezas muertas, sutiles, apuntan a una mano sabia que conoce a la perfección su oficio.

Precio salida

30.000 €

VENDIDO

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533. ESCUELA BOLOÑESA, PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIISagrada Familia con ángeles en el taller de José.

Óleo sobre lienzo. 217 x 166 cm. Desde el punto de vista iconográfico, la composición que presentamos ofrece interesantes matices a la típica escena de la Sagrada Familia en el taller de san José. Si el mundo hispano suele optar por el Niño Jesús jugando con los objetos que estarán presentes en la pasión y que conseguirán la obra de la redención del género humano, el mundo italiano se muestra más sutil, presentando esta vez al Niño con la Cruz en una mano y con una manzana en la otra. Cristo es así el nuevo Adán, referencia evidente al pecado original y la Virgen, que le mira y sigue sus pasos, como nueva Eva; y la labor que aparece a sus pies en una cesta, gracias a esa redención, se convertirá en las flores que presenta arriba uno de los ángeles. Desde el punto de vista formal, hay varios elementos especialmente atractivos. El más llamativo, quizá sea el colorido en dos personajes: la Virgen, jugando con los tonos de gran pureza de rojo intenso, azul lapislázuli y blanco impoluto, y el ángel que porta el bello bodegón de ciruelas y manzanas, con sutiles matices tardomanieristas entre violetas y amarillos tornasolados y la capa, de un casi siena. Al ser esta composición probablemente una pala de altar, parece lógico que la fuerza de estos colores haga permanecer la mirada del espectador en la parte inferior, la terrenal; la celestial, en cambio, se abre más clara al fondo y en la parte superior, detrás de la cabeza de san José, con un orden gigante y una arquitectura arquitrabada, y que consigue dar la profundidad necesaria. A pesar del aparente guiño del claroscuro de Caravaggio, la presencia del clasicista mundo boloñés, especialmente Agostino Carracci aunque también Guido Reni, parece estar más presente. La solidez de las figuras y los estudiados gestos, la amplitud del espacio, el atractivo y delicado colorido, la pesadez de los pliegues y las magníficas naturalezas muertas, sutiles, apuntan a una mano sabia que conoce a la perfección su oficio.

Precio salida: 30.000 €

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