Lotes

Óleo sobre ágata. 22 x 29,5 cms. Con marco cornucopia en madera de época tallada y dorada.

Óleo sobre lienzo. 106 x 76 cm. Inscrito: “S. Ignacio de Loyola, fundador de la religón de la camapañía de Jesus, vivió LXV años, falleció en 1776” y “Ad Maiore m gloria m dei”.

Óleo sobre lienzo. 103 x 76,5 cm. Santa Teresa de Jesús (Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 1582) fue una de las grandes mujeres de la historia española, reformadora del Carmelo, escritora, poeta y mística. Por su amplia devoción popular y prestigio, no es de extrañar que a lo largo de la centuria siguiente, al hilo de su beatificación en 1614 por Paulo V y de su canonización en 1622 por Gregorio XV, se hiciesen multitud de retratos de la santa de Ávila, muchos para los conventos carmelitas y otros para la devoción privada. La obra que presentamos muestra a la santa escribiendo con la pluma en la mano, sobre una mesa y con el hábito carmelitano, pero en actitud de escucha al Espíritu Santo. La pincelada amplia y esponjada del cortinaje y del rompimiento de gloria se vuelve prieta y mucho más dibujada en la figura de la santa. Este contraste recuerda la manera de pintar de algunos pintores madrileños de la generación nacida hacia 1650, como Isidoro Arrendondo (1657-1702) -muy cercana a su gran Santa Clara ahuyentando a los infieles con la Eucaristía del Museo del Prado (inv. P003264)- o Francisco Ruiz de la Iglesia (1649-1703), de mayor ascendencia veneciana.

Óleo sobre lienzo. 221 x 170 cm. En el reverso inscrito en el bastidor “7” en amarillo. Este milagro de los panes y los peces que atribuimos a Pedro Anastasio Bocanegra, es junto a la Adoración de los Reyes que recientemente subastamos, otra aportación importante a la Escuela granadina de la segunda mitad del siglo XVII. La escuela granadina, tan deudora de Cano en la segunda mitad del siglo XVII, alcanzó su apogeo con Juan de Sevilla y Pedro Anastasio Bocanegra. La creación por parte de Cano “de tipos tan bellos como originales cuyo espíritu y forma fueron matizando y cambiando sus discípulos”, al decir de Emilio Orozco Díaz, se reflejó perfectamente en este cuadro. (Ver: Emilio Orozco Díaz: Pedro Atanasio Bocanegra. Granada, 1937). La indudable tipología de caras y gestos nos hacen entender su antigua atribución a Alonso Cano.

Óleo sobre lienzo. 99 x 75,5 cm. Con importante marco en madera tallada parcialmente dorada del siglo XVII.

Óleo sobre cobre. 11,3 x 8,8 cm.

Óleo sobre madera pintada por el anverso y reverso. 53,5 x 42 cm.

Óleo sobre lienzo. 43,5 x 31,6 cm.

Óleo sobre lienzo. 75,5 x 56,5 cm. En el reverso inscrito en el marco número de inventario “824”. Desde el punto de vista compositivo se puede comparar con el cuadro de Bartolomé Esteban Murillo, Virgen con Niño, h. 1660-1665, conservada en la colección Masaveu.

Óleo sobre cobre adherido a tabla. 25 x 19,9 cm. sin marco.

Óleo sobre cobre. 24 x 19 cm.

Óleo sobre lienzo. 152 x 190 cm. Firmado: “Juan de la Corte”. Bibliografía de referencia: - Catálogo de exposición en el Museo Marcelino Santamaría, Monasterio de San Juan, Burgos, “el jardín de Melibea”, Madrid, 2000. (Bibliografía de referencia) Bibliografía: - Fernando Tabar, “Luces del Barroco, Pintura del siglo XVII en España”, Fundación Caja Vital Kutxa, 2002, pág. 80. La obra que presentamos, probablemente, formara parte de una serie dedicada al Rey David, uno de los personajes bíblicos más ricos iconográficamente del Antiguo Testamento. De la misma temática se conserva un lienzo conservado en una colección particular madrileña y fechado en 1636 (0,56 x 0,94 cm) . También, se conoce, una obra en la que se representa a David y Betsabé en el trono, conservada en Buen Retiro (1,47 x 1,25 cm), también posiblemente pertenecientes a una serie. Indudablemente Juan de la Corte ha sido considerado un pintor de países, batallas y perspectivas. En esta obra, podemos apreciar su estilo más notorio, en la forma de resolver esos fondos de batalla cargados de tensión y en los fondos tan detallados, creando distintos planos de los que emerge distintos campamentos militares. Todo en un gusto flamenco fruto de su formación en Flandes y conocedor de pintores como G. V. Conixloo, Paul Bril, Sebastian Vranx... En la misma colección de donde procede está obra, se conservaba, otra obra dedicada a Betsabé de igual medida que la obra que presentamos.

Óleo sobre lienzo. 62,5 x 83,5 cm. Pascual Bailón fue un fraile franciscano aragonés, beatificado por Paulo V en 1618 y canonizado por Alejandro VIII en 1690. Patrón de las adoraciones eucarísticas, parece que durante su época como pastor muchas veces rezaba intensamente, absorto de sus meditaciones, momento en el que alguna vez un grupo de ángeles surgió del cielo portando la Eucaristía para que pudiera adorarla, pues por su trabajo no podía asistir a los oficios religiosos. Es el momento recogido con maestría por Escalante, con su refinada factura, ligera, casi esponjosa, de la Visión de san Pascual Bailón. Junto al interés por la visión y el contraste lumínico, tan característico de su obra, destaca la importancia que concede al paisaje, muy velazqueño ya, y al color, con unos tonos de rojos y de amarillos, herencia de su pasión por el mundo veneciano de pintura deshecha ya y de Van Dyck. A comparar desde el punto de vista técnico y colorístico, con el gran lienzo de su mano Descanso en la huida a Egipto, de 1667, vendido en nuestra pasada subasta de junio pasado.

Óleo sobre lienzo. 38 x 68 cm. Pequeños pero interesantes lienzos de un pintor del ámbito valenciano, muy probablemente, dado el soporte rojizo de la preparación de los lienzos y el conocimiento de primera mano de la obra más bassanesca tanto del murciano Pedro Orrente como del madrileño Juan Ribalta, afincados ambos durante unos años en la capital del Turia, a partir de 1616. De este último, por citar sólo un ejemplo, se conserva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao un cobre de apenas 15 x 29,5 cm, realizado hacia 1620, La adoración de los pastores (inv. 69/205), muy orrentesco, con una técnica muy somera pero magistral, “suelta y golpeada” al decir de Palomino. Especialmente interesantes por su técnica y calidad parecen el sacerdote y el que presenta al Niño en la Circuncisión, y el pastor o mercader que retiene a dos ovejas en la Expulsión, muy cercanas a las breves y densas creaciones de los maestros citados.

Óleo sobre lienzo. 38 x 68 cm. Pequeños pero interesantes lienzos de un pintor del ámbito valenciano, muy probablemente, dado el soporte rojizo de la preparación de los lienzos y el conocimiento de primera mano de la obra más bassanesca tanto del murciano Pedro Orrente como del madrileño Juan Ribalta, afincados ambos durante unos años en la capital del Turia, a partir de 1616. De este último, por citar sólo un ejemplo, se conserva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao un cobre de apenas 15 x 29,5 cm, realizado hacia 1620, La adoración de los pastores (inv. 69/205), muy orrentesco, con una técnica muy somera pero magistral, “suelta y golpeada” al decir de Palomino. Especialmente interesantes por su técnica y calidad parecen el sacerdote y el que presenta al Niño en la Circuncisión, y el pastor o mercader que retiene a dos ovejas en la Expulsión, muy cercanas a las breves y densas creaciones de los maestros citados.

Óleo sobre lienzo. 50 x 65 x 70 cm. Si la producción del sevillano se caracteriza por algo es por su dinamismo y vibración, por el movimiento que supo dar no sólo a sus composiciones sino incluso a cada uno de los personajes que las integraban, marcando una clara diferencia con Bartolomé Esteban Murillo, el otro gran pintor residente en Sevilla. En esa búsqueda de movimiento y de apoteosis en el ámbito sobrenatural se encuentra el lienzo que se ofrece, con un acentuado sentido claroscurista y monumental, a pesar del tamaño, y un desarrollo menor del espacio arquitectónico, apenas perceptible salvo por la balaustrada y dos pilastras que encuadran la escena. El amable movimiento es mostrado esta vez en el arcángel Gabriel, una figura con ropaje revuelto, pierna adelantada y mano alzada; mientras transmite su embajada, la Virgen deja de leer, y asombrada se levanta girándose ligeramente, en un movimiento apenas sugerido. Junto a las figuras destaca, sin duda, la precisión en los elementos naturales, a modo de bodegón: el florero, la cesta de la Virgen con la labor que tenía entre manos, una silla, la alfombra, el mueble sobre el que reza… Probablemente se trate de una composición relativamente temprana, vinculada aún de alguna manera al mundo cordobés de Antonio del Castillo, que vivió y conoció de cerca, y basada más en el firme dibujo que en la soltura de su pincelada, característica de sus últimos años. No en vano, en 1661 firma la fantástica versión de la Universidad de Michigan, de la colección Ann Arbor, con un movimiento y ligereza sorprendentes.

Óleo sobre cobre. 6 x 4,7 cm (oval) La dificultad de hallar con certeza el personaje retratado y la mayor aún de atribuir el retrato a un pintor determinado, añade aún más interés, si cabe, al magnífico retrato en miniatura que ponemos a la venta. Fue el cardenal infante Don Fernando el hermano varón más pequeño de Felipe IV. Nació en 1609, fue investido cardenal en 1619 y salió de Madrid en 1632, primero con destino a Cataluña como virrey y después a Flandes como gobernador, donde estuvo desde 1634 hasta 1641, año en el que murió. Fue retratado por Gaspar de Crayer, Rubens y Van Dyck, así como por Velázquez en el magnífico retrato del Prado vestido de cazador. El retratado, rubio, de ojos verdes grisáceos, con el pelo de las patillas tapándole las orejas, con barba y bigote, este sin guía, y así mismo sin mosca, aparentando una edad en torno a los 25 años, guarda un indudable parecido con el de los retratos realizados por los maestros antes mencionados. Viste austero, de negro con una golilla severa, claramente a la española a diferencia de los retratos que le hicieron los pintores flamencos como van Dyck, que le retrató con la lechuguilla aplanada, o rizada en el caso de Crayer. La capacidad de penetrar en la psicología del modelo, añadiéndole a la prestancia del personaje un aire de serenidad por medio de una sonrisa amable y contenida, son propios de un pintor de indiscutible maestría en el retrato. Si estuviese pintado en las cercanías de los años 1631 y 1632 es claro que todos los grandes maestros del momento estaban en activo. David Howard publicó un estudio revisionista sobre la relación entre Felipe IV y Rubens en el que en palabras de William Jordan en su libro Juan van der Hamen y León y la corte de Madrid puede leerse: “(…) el joven rey, no obstante su genuino entusiasmo por la pintura, no se convirtió en un decidido mecenas tan rápido como se había supuesto (…) siendo superado en esta dimensión de su personalidad por su más vivaz e independiente hermano, el cardenal infante Don Fernando”. Esto nos habla de la fluida relación del cardenal infante con los pintores más importantes del momento. Resulta muy interesante comparar este retrato en miniatura con la miniatura sobre cobre de Don Diego Mexía (¿) de Van der Hamen, de colección privada en EEUU, así como con la del conde duque de Olivares del Palacio Real de Madrid atribuida mayoritariamente a Velázquez.

Óleo sobre tabla. 52 x 44 cm. En el reverso de la tabla una preparación de estopa. Pequeña tabla de devoción privada, con una sencilla visión del evangelista san Juan en Patmos, presenta sin embargo dos interesantes elementos que hacen pensar que se trate de una obra novohispana: las estrellas en el paisaje pintadas con oro y la estopa pegada a la tabla por detrás. Se ha sugerido la mano del manierista sevillano Alonso Vázquez, afincado en México desde 1603.

Óleo bajo cristal. 47 x 34 cm. Inscrito en la parte inferior: “Profer lumen caecis” Interesante óleo de delicada factura, con la Virgen Dolorosa enmarcada en una guirnalda de flores y juegos de acanto de inspiración barroca, con el Sol y la Luna en las esquinas superiores, decoración probablemente tomada de un grabado. Inscritas tres palabras en latín del conocido himno mariano Ave Maris Stella, que significan desata las cadenas. Se conoce una composición sobre cristal pintado con esta misma decoración de Juan Palafox y Mendoza(1600-1650), obispo de Osma.

Óleo sobre lienzo. 66 x 98 cm. Al dorso con etiqueta “6214” y restos de etiqueta “7078”. En la pintura de Diego Quispe Tito (1611-1681), se puede apreciar un primer momento de cierto manierismo para evolucionar hacia una pintura de fuerte influencia flamenca. Desde el punto de vista compositivo, esta Visitación parece seguir casi con total seguridad un grabado de Rubens, lo que muestra la fuerte influencia que tuvo la pintura flamenca en la de Nueva España. Con un carácter narrativo muy simplificado, se presenta la escena en medio de un paisaje fantástico concebido como un jardín con diseño geométrico en parterres, donde las flores quieren aludir simbólicamente al Paraíso, siguiendo la difundida predicación de la primera doctrina cristiana. Destaca especialmente la decoración de las vestimentas, ricamente adornadas con aplicaciones doradas, según los típicos modos novohispanos.

Óleo sobre lienzo. 69 x 35,5 cm. Con etiqueta al dorso, nº “9631”.

Óleo sobre lienzo. 68,5 x 53,5 cm. Con etiqueta al dorso, nº “9639”.

Óleo sobre cobre. 5,5 x 5 cm. sin marco.

Óleo sobre lienzo. 51 x 43 cm. Firmado en el reverso: “Dn Diego Monroy”. Apreciado pintor cordobés, se formó con su padre Antonio María Monroy e ingresó en la Academia de San Fernando de Madrid bajo la dirección de Maella, formando parte de su taller. Nombrado en 1819 Académico de mérito de la Academia gracias a una copia en miniatura de la Magdalena de Murillo de la propia Academia, gracias a ese título llegaría a ser director del Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba. Admirador y copista del pintor Antonio del Castillo, la obra que presentamos muestra más bien los débitos a la obra pictórica de su verdadero maestro, Mariano Salvador Maella. De éste se conservan dos dibujos con la misma temática en la Biblioteca Nacional de Madrid (DIB/13/5/97) y (Dib/13/5/98), que de alguna manera parecen inspirarse en la composición de Murillo que actualmente posee la National Gallery de Londres (NG5931); Monroy parece querer evolucionar y prefiere presentar al paralítico frente al espectador, con sus deformidades, que será curado por la mano ya en movimiento del mismo Cristo. Pintura inédita.

Óleo bajo cristal. 46 x 35,5 cm. El fervor inmaculadista español se remonta a mucho antes de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción de María, proclamado por Pío IX en la bula Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854. Más recientemente, sobre todo en el siglo XVIII y XIX, muchas familias encargan una Inmaculada de pequeño formato pintada para su devoción privada. La que ahora se ofrece, con un cuidado dibujo y una esmerada composición que sigue las líneas de los maestros del siglo XVIII como Maella, pertenece precisamente a ese ámbito devocional, destacando sin embargo por su muy alta calidad y su estado de conservación, y con todos los elementos, tomados del Apocalipsis: coronada de estrellas con manto azul y la luna a sus pies, pisa la cabeza del dragón infernal, mientras mira hacia abajo, a los fieles que a Ella invocan.

Óleo sobre lienzo. 79,5 x 63,5 cm.

Pastel sobre seda. 43 x 33 cm. Firmado y fechado arriba a la derecha: “Del. Michel cin 1771”.

Óleo sobre lienzo. 26,5 x 39 cm.

Óleo sobre lienzo. 74,5 x 65,5 cm. En mayo de 2014, Alcalá Subastas vendió el modelo pintado por Francisco Bayeu para la bóveda pintada al fresco de la que fuera la antecámara del cuarto del Infante D. Luis en el Palacio Real de Madrid (lote 678). Se trataba de La Providencia presidiendo las virtudes y las facultades del hombre, h. 1770, adquirida por don Leonardo Chopinot a los herederos de Francisco Bayeu en 1795, nº 37: “Item otro borrón de la pieza pintada en Palacio ante Cámara que era entonces del Señor Infante dos Luis, representa la Magestad Real acompañada de la Religión y las Virtudes”. La descripción e interpretación del tema fue realizada por D. Francisco José Fabre en 1829. En el centro, la Providencia, en un trono de luz, sostiene una cornucopia que simboliza todos los dones con que socorre nuestras necesidades; a su lado, el Tiempo alado con la guadaña y las tres Parcas, bajo los que vemos a la Majestad Regia adornada con corona y acompañada por un águila flanqueada por la Nobleza, la Paz y la Fortuna; bajo éstas, el Entendimiento y la Memoria, y a su derecha la Fuerza, la Virtud heroica y el Valor generoso; en la parte superior, a la izquierda la Fe, la Esperanza y la Caridad, en el centro la Salud y el Sacrificio, y a la derecha, el Dominio de sí mismo, la Autoridad, la Fidelidad y la Prosperidad. La obra que presentamos a la venta, verdaderamente cercana al boceto vendido, pensamos que debe ser obra del taller de Francisco Bayeu.

Óleo sobre lienzo. 189 x 180 cm. Inscrito: “Al Excmo. Sr. Almirante Marqués de Hariza y Estepa, Grande de España de Primera Clase, Mariscal de Campo de los Rs. Exitos”. Procedencia: - Antigua colección de la Marquesa de Valdeolmos - Por herencia a los actuales propietarios Bibliografía - Martín S. Soria, Esteve y Goya, Valencia, 1957, pág. 128, núm. 122, fig. 77. Hijo de Fausto Francisco de Palafox Rebolledo y Pérez de Guzmán el Bueno, VII marqués de Ariza, y de María Teresa de Silva de Bazán y Sarmiento. Almirante de Aragón, alcalde mayor de los hijosdalgo de Castilla, patrono del Colegio de san Clemente de los Españoles de Bolonia, mariscal de campo de los Reales Ejércitos, gentilhombre de Cámara con ejercicio, sumiller de Corps, y Académico de Honor de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, el 11 de septiembre de 1801, obtuvo la Gran cruz de la Real Orden Española de Carlos III en 1789, y fue Caballero del Toisón de Oro el 4 de abril de 1794, investido personalmente por Su Majestad el día 10 de julio siguiente, ceremonia en la que el duque de Medinacelli fue su padrino. Tres veces Grande de España. Magnífico retrato pintado por Agustín Esteve, destacado pintor de retratos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. El Marqués de Ariza de pie, de manera casi frontal, aparece con elegancia sobre un interior cuidadosamente decorado. Sobre una mesa fernandina, descansa un papel donde está inscrito “Al Excmo. Sr. Almirante Marqués de Hariza y Estepa, Grande de España de Primera Clase, Mariscal de Campo de los Rs. Exitos”. Por encima de la mesa, un relieve con la figura femenina del luto. El retratado muestra una mirada penetrante y ligeramente meláncolica, variante muy utilizada en los retratos de éste pintor. Destacamos la precisión en el modelado de su rostro carnoso y suave así como el perfecto tratamiento del uniforme de sumiller de Corps sobre el que porta el Toisón de Oro, la banda y Cruz de Carlos III. Se conocen otros dos retratos del Marqués de Ariza pintados hacia 1795, conservados en la colección del Duque del Infantado (Ver: Martín S. Soria: “Esteve y Goya”, Valencia, 1957, pág. 98, números 36 y 37).

Lápiz, sanguina y albayalde sobre papel. 31 x 23,5 cm. Inscrito arriba a la derecha: “Sabado a las 11h”. Personalidad polifacética, vitalmente ajena al mundo académico, es conocido por ser copista de Goya y estar vinculado al mundo de Alenza y Lucas. Alumno de la Academia de Bellas Artes de san Fernando de 1841 a 1843, de esta época se presentan varios dibujos de su mano (ver lotes tal, tal, tal y tal), muy probablemente de una asignatura llamada Ropajes. En 1852 estuvo en París con Luis de Madrazo, donde sintió profunda admiración por la pintura de Delacroix; fruto de ese contacto parece que realizó trabajos históricos y literarios, cuya intención pudo ser reunirlos en distintos cuadernos para ser publicados, acompañados un texto, pero el proyecto parece que no vio la luz. Quizá los de temática oriental fueron dibujados en 1863 durante su estancia en Marruecos, donde coincidió con Mariano Fortuny.

Lápiz y sanguina sobre papel grisáceo. 24 x 15, cm.

Lápiz y albayalde sobre papel pardo. 36,5 x 27,5 cm.

Lápiz sobre papel pardo. 29 x 22,3 cm

Lápiz sobre papel. 41 x 31 cm.

Lápiz sobre papel grisáceo. 24 x 28 cm.

Lápiz y sanguina sobre papel grisáceo. 24 x 31 cm.

Lápiz, sanguina y albayalde sobre papel. 33,5 x 24 cm.

Lápiz y sanguina sobre papel. 52 x 32,5 cm

Lápiz, sanguina y albayalde sobre papel pardo y azulado. 16 x 21 cm.

Carboncillo y clarión sobre papel gris verdoso verjurado. 20,5 x 27,7 cm.
Inscrito:”10 reales” en el áng. sup. izdo y “ 4 reales” en el márgen superior.
 
PROCEDENCIA:
Antigua colección de la Reina María Cristina de Borbón- Dos Sicilias (1806- 1878)
 
Dibujo que perteneció a la Reina María Cristina de Borbón- Dos Sicilias (Palermo, 1806- Francia, 1878) permaneciendo en manos de sus descendientes hasta 1963, año en que el conjunto fue vendido al bibliófilo almeriense Antonio Moreno Martín. Bibliografía y Exposiciones : “Dibujo español del Renacimiento a Goya. La Colección de la reina María Cristina de Borbón”, Zaragoza, 7 octubre a 8 de diciembre de 2008, Nº 62, pp. 230 y 231.

Sanguina sobre papel (anverso y reverso). 27,5 x 42 cm. Con marca de agua con una flor de lis coronada.

Lápiz sobre papel grisáceo. 20 x 15,5 cm. Inscrito abajo a la izquierda: “Medicina” Se trata del dibujo preparatorio para la composición al fresco del techo del actual dormitorio de Isabel II del Palacio Real de Aranjuez (1803-1804): Alegoría de la Monarquía española rodeada de la Justicia, las Ciencias, las Artes, las Virtudes y la Ley. Ver, Bertha Núñez, Zacarías González Velázquez (1763-1834), Fundación de Apoyo a la historia del Arte Hispánico, 2000, P-10 (págs. 124-125), y págs. 163-164.

Conjunto de dos grabados iluminados a mano. 13,5 x 11,5 cm, cada uno.
 Michael Bernhard Valentini (1657 - 1729)"Viridarium reformatum, seu regnum vegetabile, das ist:Neu eingerichtetes Kräuter-Buch worinnen auf noch nicht geschehene Weise Derer Vegetabilien [...]als Kräutern / Sträuchen / Bäumen, Blumen und anderer Erd-Gewachsen Art [...]Und endlich denen Liebhabern Göttlicher Wunder in der Natur ein Opus mago-cabalisticum eines wahrhafften Adepti beygefüget und communiciret […]Frankfurt / Main, Anton Heinscheidt, 1719, pp.241-242, 245-246.

Conjunto de dos grabados iluminados a mano. 13,5 x 11,5 cm, cada uno.
Michael Bernhard Valentini (1657 - 1729)"Viridarium reformatum, seu regnum vegetabile, das ist:Neu eingerichtetes Kräuter-Buch worinnen auf noch nicht geschehene Weise Derer Vegetabilien [...]als Kräutern / Sträuchen / Bäumen, Blumen und anderer Erd-Gewachsen Art [...]Und endlich denen Liebhabern Göttlicher Wunder in der Natur ein Opus mago-cabalisticum eines wahrhafften Adepti beygefüget und communiciret […]Frankfurt / Main, Anton Heinscheidt, 1719, pp. 519-520,547-548

Conjunto de dos grabados iluminados a mano. 13,5 x 11,5 cm, cada uno.
Michael Bernhard Valentini (1657 - 1729)"Viridarium reformatum, seu regnum vegetabile, das ist:Neu eingerichtetes Kräuter-Buch worinnen auf noch nicht geschehene Weise Derer Vegetabilien [...]als Kräutern / Sträuchen / Bäumen, Blumen und anderer Erd-Gewachsen Art [...]Und endlich denen Liebhabern Göttlicher Wunder in der Natur ein Opus mago-cabalisticum eines wahrhafften Adepti beygefüget und communiciret […]Frankfurt / Main, Anton Heinscheidt, 1719, pp. 528-531

Conjunto de dos grabados iluminados a mano. 13,5 x 11,5 cm, cada uno.
Michael Bernhard Valentini (1657 - 1729)"Viridarium reformatum, seu regnum vegetabile, das ist:Neu eingerichtetes Kräuter-Buch worinnen auf noch nicht geschehene Weise Derer Vegetabilien [...]als Kräutern / Sträuchen / Bäumen, Blumen und anderer Erd-Gewachsen Art [...]Und endlich denen Liebhabern Göttlicher Wunder in der Natur ein Opus mago-cabalisticum eines wahrhafften Adepti beygefüget und communiciret […]Frankfurt / Main, Anton Heinscheidt, 1719, p.515-518.

Óleo sobre lienzo. 117 x 107,5 cm Con número de inventario abajo a la derecha “241”